Page 17 - NEUROCOMUNICACIÓN La píldora del crecimiento de tu marca personal
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parte que la mayoría olvida convirtiéndoles en simples comunicadores que no mejorarán la
                  realidad y, por lo tanto, no venden,+ porque no llegan allí donde está el centro de decisión.



                  LA MIRADA


                  Hemos dejado la mirada para la última parte del lenguaje gestual por su importancia e
                  implicación en todo lo que tiene que ver con la neurocomunicación. Si bien decíamos que las
                  manos eran la parte del cuerpo que más comunicaba… es cierto, pero ¡después de los ojos!

                  Como ya hemos comentado, el lenguaje gestual, uno de los puntos clave de la
                  neurocomunicación, supone más del 60% de todo nuestro proceso comunicativo. Pues bien, la
                  mirada, los ojos, son aproximadamente el 85% de ese 60% (aunque este porcentaje puede
                  cambiar según los autores).

                  La mirada expresa emociones. Paul Ekman ha detectado la participación de la mirada en la
                  configuración de seis emociones básicas: la sorpresa, el miedo, la ira, el asco, la  alegría y la
                  tristeza.

                  Nuestra mirada tiene lenguaje propio y nosotros podemos estar diciendo una cosa y nuestro
                  cuerpo otra, y será definitivamente nuestra mirada la que dictará sentencia sobre la realidad
                  de lo que estamos expresando.

                  No evites nunca mirar porque el contacto visual es el principal elemento de conexión con el
                  interlocutor. Detrás de alguien que te cae especialmente bien o mal esta alguien que tiene una
                  mirada penetrante o alguien que no mira a los ojos; por lo tanto la mirada es clave tanto en el
                  primer contacto, como en el resto del proceso de comunicación.
                  Cuando comunicas en público tu mirada debe ser como el GPS que guía hacia un camino
                  correcto. Si te diriges a un grupo pequeño, mira a cada uno, acércate a las personas, sobre
                  todo cuando afirmes algo importante, y fíjate en sus reacciones, pero, ante todo, haz que calen
                  las tuyas a través de la mirada y el silencio. Si el auditorio es grande, debes enfocarla haciendo
                  como un barrido de iluminación permanente. Mirando de un lado a otro, sin concentrarte en
                  nadie en concreto, a una velocidad adaptada al ritmo de tu mensaje. Si hablas lento, tu
                  mirada debe ser lenta, acompasada al ritmo del habla constantemente. Ten en cuenta que la
                  atención del público aumentará porque detectará un descenso evidente de la velocidad de tu
                  comunicación y se preguntará a qué se debe. Si decides detenerla en alguien, guarda unos
                  segundos de silencio, vincula tu mirada a la suya, siente cómo vibra y vibra con esa persona,
                  eleva la mirada lentamente, recorre la sala y sigue.

                  Desde ese punto estás dominando el espacio, todos miran en tu misma dirección y acabas de
                  encender la chispa que creará el efecto contagio al resto de la sala, y tú podrás notar esa
                  energía que fluye. Déjate llevar por ella y fluye tú. El éxito está asegurado porque ya estás
                  más allá de los cinco sentidos.

                  El cerebro siente fascinación por los ojos, le hipnotizan y se siente absolutamente atraído
                  por ellos.
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