Page 13 - NEUROCOMUNICACIÓN La píldora del crecimiento de tu marca personal
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PRIMER CONTACTO



                  El cerebro reptil (reptiliano) está centrado en sí mismo y las consideraciones sobre los demás
                  no le afectan. No se interesa por nada que no haga referencia a su supervivencia y bienestar.

                  El cerebro reptil olvida casi todo lo que ocurre en el medio y recuerda especialmente el
                  principio y el final, de modo que recordará muy bien cómo entramos y cómo nos despedimos,
                  y será al principio cuando tome la decisión de si merece la pena escucharnos o no.

                  Si elige la segunda opción, todo lo que digamos será un auténtico desperdicio pues lo
                  almacenará en el “triturador de desechos” y poco importará lo que la parte cognitiva diga
                  pues, como ya hemos comentado, está centrado en sí mismo y lo considerará una cuestión de
                  supervivencia.

                  Por lo tanto, ese primer contacto con nuestro interlocutor, ya sea físico o en la distancia, debe
                  ser algo que nos diferencie, una bala directa al sistema límbico en forma de una imagen
                  impactante, una frase genial, un apretón de manos con cierta energía o una sonrisa... ¡pero
                  siempre sin perder el contacto visual!
                  Luego veremos la importancia de esto último; por el momento es suficiente con que tengamos
                  presente que no hay que perderlo nunca, ni siquiera al dar la mano pues muchos pierden ese
                  contacto intentando buscar la mano de su interlocutor y es un error. La mano la
                  encontraremos igual si lo mantenemos.
                  El ser humano es básicamente energía, y más allá de la física cuántica, que también nos daría
                  mucho juego en este tema, el hecho es que no podemos evitar irradiar una energía
                  determinada al exterior, un campo energético de información que llega a los demás y frente al
                  que nadie es inmune. Y lo más importante es que esa energía nos aporta mucha información
                  acerca de quién tenemos delante: su positividad o negatividad, su nivel de energía o su
                  ansiedad.
                  ¿A quién no le ha ocurrido ir a un lugar con más gente y percibir una energía positiva o
                  negativa y tomar la decisión de quedarse o irse sin saber exactamente porqué?

                  Pues en ese primer contacto, ya sea físico o a distancia (en una charla por ejemplo), debemos
                  ser capaces de transmitir esa energía que haga que el reptiliano nos dé una oportunidad, nos
                  escuche y considere que le aportaremos valor.

                  Todo lo expuesto podemos hacerlo tanto en primera persona y dando la mano, como a
                  distancia con un grupo, aunque, como veremos a continuación, en este caso habrá otros
                  movimientos a tener en cuenta.

                  Después de la mirada, la parte que más “habla” de nuestro cuerpo son las manos, y por ello
                  si saludamos con ellas tenemos que hacerlo como hemos comentado, transmitiendo energía,
                  pero, independientemente de esto, hay aspectos importantes que debemos tener en cuenta,
                  que hablan y a veces hasta gritan; pasan desapercibidos para nosotros pero el cerebro de los
                  que nos miran los percibe, y ahí está el peligro, en que no pasan por el filtro de la lógica, y las
                  decisiones por impulso tienen sus ventajas y sus desventajas.
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