Page 16 - NEUROCOMUNICACIÓN La píldora del crecimiento de tu marca personal
P. 16
Zona íntima (de 15 a 34 cm.). En ella se permite la entrada a personas que están
emocionalmente cerca. Cuando una persona no autorizada penetra en la zona íntima puede
que sea recibida con hostilidad.
Zona personal (entre 46 y 122cm.). Es la distancia que separa a las personas en el trabajo o en
reuniones sociales.
Zona social (entre 1.23 y 3.6 m.). Espacio que nos separa de los extraños.
Distancia pública: más de 350cms. Es la que usamos para dirigirnos a grupos en charlas y
conferencias.
Adam Kendom dice que el espacio comunica, pues cada individuo define su posición según el
5
espacio que ocupa.
A todo esto lo llamamos “proxemia”, que es la percepción que tenemos de nuestro espacio
personal cuando interactuamos con otras personas.
Cualquier alteración de estas distancias será considerada por el cerebro reptil como una
auténtica agresión y responderá defendiéndose.
No obstante, repito que como no vamos por el mundo con un metro, lo más importante es
aplicar el sentido común (el menos común de los sentidos muchas veces) y fluir con lo que la
situación nos dicte sin forzar nunca, y si nosotros nos sentimos cómodos es que el entorno es
cómodo.
Otra cosa diferente, pero tanto o más importante, será la distancia anímica con nuestro
interlocutor. Esta será la que cree la verdadera “conexión neuronal anímica”, un vínculo que
permita un canal limpio por donde fluya una comunicación eficaz.
Esta es una distancia única aplicable tanto a un cara a cara como a una sala de 6.000 metros
cuadrados. Y es cuando conseguimos que los demás miren en nuestra misma dirección.
Cuando somos capaces de borrar barreras y distancias y conseguimos que los demás se sitúen
a nuestro lado, hombro con hombro, y viendo lo mismo que nosotros.
Robert Dilts decía: “La distancia entre tú y tu cliente es la misma que entre tú y tú”.
La seguridad en nosotros mismos, en lo que decimos, en cómo lo decimos marcará la distancia
con nuestros clientes, y solo si somos un producto con marca propia y denominación de origen
seremos capaces de seducir a la otra persona tanto como para hacer que sienta lo mismo que
nosotros.
En cualquier proceso neurocomunicativo nuestro mayor esfuerzo será posicionar a los oyentes
de nuestro lado y mirando en nuestra misma dirección, sintiendo como nosotros sentimos y
vemos. Esto es, en esencia, eliminar distancias y hacer sentir y visualizar ideas, proyectos o
nuevas realidades.
Cuando lo consigues, alcanzas un gran poder.
Recuerda, más allá de las palabras está la parte sensitiva, esa que comunica sin filtros a
nuestro cerebro límbico o al reptiliano, y todo lo que estamos viendo es cómo dominar esa
5 HALL, Edward “El lenguaje silencioso”. Editorial Alianza. Madrid. (1989)

