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               Impacto del Aprendizaje Inverso en la formación del

               profesorado.

               Una profesora inquieta defensora del método inverso con

               sus alumnos de primer curso










               Soy profesora de Sociología y Metodología en primer curso de Grado de
               Trabajo  Social.  Cursan  mis  asignaturas  120  estudiantes  entre  nuevos  y

               repetidores. Entre 70 y 80 en clase de grupo grande y otros 30 en grupos
               medianos.  Las  expectativas  de  estos  alumnos  se  centran  en  mejorar  la
               sociedad y estudian Trabajo Social para poderlo hacer. Todo un reto para
               el  profesorado,  aún  más  para  mí  que  soy  profesora  asociada  a  tiempo

               parcial.
                  La  primera  vez  que  escuché  las  palabras  “enseñanza  inversa”,  just in
               time, team based learning fue en junio de 2011. Lo primero que recuerdo y
               que ya me hizo ver que aquella formación no sería como las demás, fue

               recibir  un  correo  electrónico  con  un  texto  inusualmente  largo:  1994
               palabras y tres documentos adjuntos. Los adjuntos no eran accesorios, el
               profesor avisaba:


                     “Os envío un par de presentaciones de diapositivas que veremos en la sesión del
                  jueves para que os las leáis y así estaréis mejor preparados para participar en la
                  sesión presencial. Y continuaba: “De todos modos la tarea que os pido no es mucha.
                  Lo que si os pido incluso a los que estéis desbordados como yo es: primero que me
                  rellenéis y enviéis el ejercicio 1 cuestionario de expectativas, segundo que os leáis
                  estas dos presentaciones que os envío adjuntas. Calculo que en una hora os dará
                  tiempo a hacer ambas tareas.”


                  De ello me impactaron dos aspectos: el cuestionario de expectativas y el
               cálculo del tiempo para llevar a cabo lo que nos pedía. ¿Cuánto tiempo has

               tardado  en  leerte  las  presentaciones?  En  minutos.  ¿Y  reflexionar  y
               rellenar este cuestionario? En minutos.
                  Entonces me sorprendió. Nadie nunca me había preguntado cuando me

               costaba hacer un ejercicio. Confieso que cerré el documento y recuperé el


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