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Vamos a empezar revisando la literatura que demuestra que el aprendizaje
activo y el fomento del estudio previo mejora los resultados del
aprendizaje. Hestenes (1992), fue un pionero al comparar la eficacia de
distintas metodologías de enseñanza, utilizando para ello dos herramientas
conceptuales muy interesantes: los inventarios conceptuales y las
ganancias en comprensión conceptual. Este profesor usó un cuestionario
de preguntas MCQ (multiple choice questionnaire), una prueba de nivel
rápida y objetiva, como instrumento de medida. Es decir, la medida de la
comprensión conceptual de los alumnos, y en este caso en la disciplina de
Física, se obtenía mediante conjuntos de concept tests (preguntas
conceptuales) en las que los alumnos debían transferir su comprensión de
las leyes físicas, a la predicción de lo que ocurriría en nuevas situaciones
hipotéticas. Realizando una medida inicial antes del periodo formativo se
obtenía el nivel previo de partida o pretest de cada alumno.
Después del periodo de aprendizaje de la asignatura Física, volvió a
pedirles (por sorpresa) a sus alumnos que contestasen al mismo
cuestionario para medir la ganancia de aprendizaje (postest). Así,
comparaba rigurosamente los efectos de diversas metodologías de
aprendizaje sobre la ganancia del nivel de comprensión conceptual, tanto a
título individual como colectivo, de grupos que habían sido enseñados con
una metodología concreta.
Tras someter a grupos experimentales y grupos control a distintos tipos
de instrucción obtuvo resultados positivos. De hecho, comparó enseñanza
tradicional pasiva versus otra metodología alternativa, como son los
métodos de implicación activa (active engagement) que es el término con
el que los físicos se refieren a lo que en otras disciplinas se denomina
aprendizaje activo. De este modo, se compararon las ganancias medias del
aprendizaje restando las puntuaciones de partida a las puntuaciones
obtenidas tras la instrucción (ganancia de aprendizaje producida = nota
postest - nota pretest) en las clases de alumnos sometidas a los distintos
tipos de enseñanza. Así se obtenían medidas de las ganancias en
compresión conceptual que la enseñanza había producido en cada alumno.
Estas comparaciones se realizaron entre miles de estudiantes (más de
6.000) de decenas de clases (más de 60) en los niveles de High School
(Bachillerato), College (Primeros Cursos Universitarios) y University
(Cursos Universitarios Superiores). Estas comparaciones demostraron
inequívocamente la superior eficacia de los métodos activos de enseñanza
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