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podían comparar las ganancias que obtenían cuando se les enseñaba con la
metodología tradicional con aquellas que se lograban introduciendo
aprendizaje activo en las clases. En cada clase de 75 minutos introducían
un par de ejercicios, de tipo think, pair, share y/o de cuestionamiento y
discusión de preguntas conceptuales, valorados por el método MCQ, en los
que empleaban unos 20 minutos.
Las notas de sus alumnos mejoraron significativamente, y por tanto,
Woods y Knight concluyeron que la introducción del aprendizaje activo en
las clases, en lugar de las hasta entonces clases magistrales tradicionales,
producía un aumento significativo de las ganancias de aprendizaje de sus
alumnos.
La evidencia acerca de la eficacia del aprendizaje activo fue revisada
por Prince en su artículo publicado en 2004. Este artículo también tuvo un
considerable impacto pues ha sido citado 2.257 veces según Google
Scholar. Sin embargo, ni siquiera la evidencia más convincente (o
contundente), es capaz de hacer cambiar a los profesores que, acomodados
en la rutina, siguen aplicando la ley del mínimo esfuerzo, e ignorando esa
evidencia siguen haciendo siempre lo mismo.
En 2014, Freeman publicó en Procedings of the National Academy of
Sciences, un metaanálisis que mostraba los resultados de 125 estudios de
comparación de resultados entre metodologías activas y tradicionales en la
enseñanza de asignaturas universitarias de Ciencias, Tecnologías,
Matemáticas e Ingenierías (Sciences, Technologies, Engineering and
Mathematics, STEM). Este estudio demostró que la implementación de
métodos activos se asocia a mejoras medias de una magnitud cercana a 0,5
desviaciones estándar con respecto a las calificaciones medias obtenidas
en las mismas asignaturas con metodologías tradicionales. Esto supone que
el alumno mediana (percentil 50) con aprendizaje activo obtiene el mismo
nivel de aprendizaje que el alumno del percentil 68 con la metodología
tradicional. Esta mejora se observó repetidamente en 158 asignaturas de
las disciplinas STEM. Sin embargo, pese a toda esta evidencia que señala
claramente la necesidad de cambiar nuestras metodologías parece que
muchos profesores de Ciencias e Ingenierías prefieren mirar para otro lado
y seguir con su cómoda metodología tradicional.
Este aumento de ganancia de aprendizaje puede repercutir en el
desarrollo económico futuro de una sociedad, pues el nivel de enseñanza y
desarrollo de estas disciplinas STEM marca diferencias entre los países
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