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6. LA COMPETENCIA NO ES UN REMEDIO
Antes de concluir, volvamos al problema específico de la información política. Todos o
casi todos están de acuerdo sobre el hecho del deterioro progresivo de la información
televisiva a niveles bajísimos 12 La «nueva clase» que administra el vídeo-poder se
defiende de las acusaciones culpando a los telespectadores. Sí; pero esta defensa
demuestra una mala conciencia, ya que en televisión más que en ningún otro medio es el
productor el que produce al consumidor. Si proporciona un volumen suficiente de
información crítica sobre noticias del mundo, la audiencia se interesará por el mundo;
pero si el mundo desaparece de la pantalla es obvio que el mundo dejará de interesar (ni
siquiera, como ya hemos visto, la caída del muro de Berlín). Por tanto, seguir
ciegamente a la audiencia y dejarse llevar por una solución de menor resistencia, es
dejarse llevar —irresponsablemente— por lo más fácil . ¿Pero como solventar la
dificultad?
La respuesta de rigor es que la televisión mejorará cuando de verdad haya un orden
plural y competitivo estimulado por la concurrencia de las televisiones privadas.
Comprendo que esta respuesta puede ser plausible en países como Italia, monopolizada
durante demasiado tiempo por una pésima televisión de Estado controlada por
diferentes partidos. Pero en Inglaterra el discurso se invierte: porque allí hay una buena
televisión pública. la BBC, que está siendo socavada por una competencia privada
puramente comercial de nivel más bajo. Antes de proclamar que la privatización mejora
las cosas, es bueno tener presente que para los grandes magnates europeos de hoy —los
Murdoch o los Berlusconi— el dinero lo es todo, y el interés cívico o cultural es nulo. Y
lo irónico de esta situación es que Berlusconi y Murdoch. en su escalada hacia los
desmesurados imperios televisivos, se venden como «demócratas» que ofrecen al
público lo que el público desea, mientras que la televisión pública es «elitista» y ofrece
al público la televisión «que debería querer». Moliére envidiaría este comportamiento
digno de Tartufo. Además, tenemos el hecho de que la televisión privada que más
cuenta no mejora, si aca promete bajar el nivel de los productos televisivos.
Se dirá que las televisiones privadas son una cosa y la competencia es una cosa
diferente. Yes cierto, pero en este aspecto América docet. Pues si hay un país que nunca
ha tenido televisión estatal y en el cual la televisión se ha desarrollado y funciona en
condiciones de independencia y de plena competencia, ese país es Estados Unidos. Ysin
embargo, Estados Unidos representa, en cuanto ala información políticayla formación
deJa opinión pública, el peor de los casos. ¿Por qué? La perpiejdad está justificada
desde el momento en que la compencia es considerada por todos como un mecanismo
de autocorrección. Según la teoría de la competencia, el consumidor debería castigar la
deficiente producción de noticias, exactamente igual que castiga la deficiente
producción de frigoríficos y de automóviles. Pero no sucede así, así no es.