Page 130 - Cementerio de animales
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Jud encendió un cigarrillo con una cerilla de madera de la cocina que luego apagó
agitándola y depositó en un cenicero de latón que tenía en el fondo un anuncio de Jim
Beam casi borrado.
—Aja. A mí me llevó allí Stanley Bouchard. —Se quedó pensativo un momento.
Estaban en la cocina de Jud. Delante de ellos, sobre el hule a cuadros que cubría
la mesa, había unos vasos de cerveza casi intactos. El depósito de fuel fijado a la
pared gorgoteó tres veces reposadamente y enmudeció. Louis había cenado con Steve
en el casi desierto autoservicio de la Guarida del Oso. Con un poco de comida en el
cuerpo, Louis había empezado a reconciliarse con la idea del regreso de Church, le
parecía ver la situación con más claridad; sin embargo, no tenía ninguna prisa por
volver a su casa, oscura y vacía, donde —admitámoslo, camaradas— podía
tropezarse con el gato en cualquier sitio.
Norma estuvo un buen rato con ellos, viendo la tele y bordando un cuadro con
una puesta de sol y una capilla. La cruz del tejado se recortaba en negro sobre los
fulgores del ocaso. Dijo a Louis que era para el bazar que iban a poner en la iglesia la
semana antes de Navidad. Era un acontecimiento importante. Movía bien los dedos al
meter y sacar la aguja de la tela puesta en el bastidor. Esta noche apenas se le notaba
la artritis. Louis lo atribuyó al tiempo que, aunque frío, había sido seco. La mujer se
había recuperado perfectamente del ataque al corazón y aquella noche, menos de diez
semanas antes de que un derrame cerebral la matara, Louis la veía rejuvenecida.
Aquella noche podía uno incluso hacerse una idea de cómo había sido de joven.
A las nueve y cuarto, la mujer les dio las buenas noches y se fue a la cama, y
Louis estaba ahora con Jud que había dejado de hablar y miraba cómo subía y subía
el humo del cigarrillo, como un niño que contemplara la enseña de una barbería, para
ver a dónde van las rayas.
—Stanny B. —dijo Louis suavemente, instándole a seguir hablando.
Jud parpadeó, saliendo de su abstracción.
—Oh, aja. En Ludlow, en Bucksport, Prospect y hasta en Orrington, todo el
mundo le llamaba Stanny B. El año en que murió "Spot", mi perro, me refiero a la
primera vez que murió, en 1910, Stanny ya era viejo y estaba bastante loco. Por estos
contornos había otros que conocían el viejo cementerio micmac, pero yo me enteré
por Stanny B. A él se lo había dicho su padre, y a su padre, el abuelo. Toda una
estirpe de borrachines.
Louis rió y bebió un sorbo de cerveza.
—Aún me parece oírle hablar con su acento francés, comiéndose la mitad de las
palabras. Me encontró sentado detrás del establo que había en la carretera 15, y que
entonces era, simplemente, la carretera Bangor-Bucksport, mismamente ahí donde
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