Page 130 - Cementerio de animales
P. 130

26




               Jud encendió un cigarrillo con una cerilla de madera de la cocina que luego apagó
           agitándola y depositó en un cenicero de latón que tenía en el fondo un anuncio de Jim

           Beam casi borrado.
               —Aja. A mí me llevó allí Stanley Bouchard. —Se quedó pensativo un momento.
               Estaban en la cocina de Jud. Delante de ellos, sobre el hule a cuadros que cubría

           la mesa, había unos vasos de cerveza casi intactos. El depósito de fuel fijado a la
           pared gorgoteó tres veces reposadamente y enmudeció. Louis había cenado con Steve

           en el casi desierto autoservicio de la Guarida del Oso. Con un poco de comida en el
           cuerpo, Louis había empezado a reconciliarse con la idea del regreso de Church, le
           parecía ver la situación con más claridad; sin embargo, no tenía ninguna prisa por
           volver  a  su  casa,  oscura  y  vacía,  donde  —admitámoslo,  camaradas—  podía

           tropezarse con el gato en cualquier sitio.
               Norma estuvo un buen rato con ellos, viendo la tele y bordando un cuadro con

           una puesta de sol y una capilla. La cruz del tejado se recortaba en negro sobre los
           fulgores del ocaso. Dijo a Louis que era para el bazar que iban a poner en la iglesia la
           semana antes de Navidad. Era un acontecimiento importante. Movía bien los dedos al
           meter y sacar la aguja de la tela puesta en el bastidor. Esta noche apenas se le notaba

           la artritis. Louis lo atribuyó al tiempo que, aunque frío, había sido seco. La mujer se
           había recuperado perfectamente del ataque al corazón y aquella noche, menos de diez

           semanas  antes  de  que  un  derrame  cerebral  la  matara,  Louis  la  veía  rejuvenecida.
           Aquella noche podía uno incluso hacerse una idea de cómo había sido de joven.
               A las nueve y cuarto, la mujer les dio las buenas noches y se fue a la cama, y
           Louis estaba ahora con Jud que había dejado de hablar y miraba cómo subía y subía

           el humo del cigarrillo, como un niño que contemplara la enseña de una barbería, para
           ver a dónde van las rayas.

               —Stanny B. —dijo Louis suavemente, instándole a seguir hablando.
               Jud parpadeó, saliendo de su abstracción.
               —Oh,  aja.  En  Ludlow,  en  Bucksport,  Prospect  y  hasta  en  Orrington,  todo  el

           mundo le llamaba Stanny B. El año en que murió "Spot", mi perro, me refiero a la
           primera vez que murió, en 1910, Stanny ya era viejo y estaba bastante loco. Por estos
           contornos había otros que conocían el viejo cementerio micmac, pero yo me enteré

           por  Stanny  B.  A  él  se  lo  había  dicho  su  padre,  y  a  su  padre,  el  abuelo.  Toda  una
           estirpe de borrachines.
               Louis rió y bebió un sorbo de cerveza.

               —Aún me parece oírle hablar con su acento francés, comiéndose la mitad de las
           palabras. Me encontró sentado detrás del establo que había en la carretera 15, y que
           entonces  era,  simplemente,  la  carretera  Bangor-Bucksport,  mismamente  ahí  donde



                                        www.lectulandia.com - Página 130
   125   126   127   128   129   130   131   132   133   134   135