Page 135 - Cementerio de animales
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atontado, eso es todo. Lo demás son monsergas de viejo.»
               Pero no lo eran, y Louis lo sabía. Y eso no lo modificaban tres cervezas, ni treinta
           y tres.

               Church estaba muerto, ésa era una; ahora estaba vivo y ésa era otra; el animal
           había cambiado, había cambiado a peor, y ésa era la tercera. Había ocurrido algo. Jud
           quiso corresponder a lo que él consideraba un favor…, pero la medicina que se daba

           en el cementerio micmac no era tan buena al fin y al cabo, y lo que Louis veía ahora
           en los ojos de Jud le decía que el viejo lo sabía. Louis pensó en lo que había visto —o
           creído ver— la víspera en los ojos de Jud. Aquella mirada regocijada y maliciosa.

           Ahora recordaba haber pensado que tal vez no fuera Jud quien tomó la decisión de
           llevar a Louis y al gato de Ellie en aquella expedición nocturna.
               «Si no fue él, entonces, ¿quién?», se preguntó. Al no encontrar respuesta, Louis

           desechó la pregunta.
               —Enterré a "Spot" y construí un "cairn" —prosiguió Jud llanamente—. Cuando

           terminé, Stanny B. dormía como un leño. Tuve que sacudirle de firme para que se
           despertara, pero cuando llegamos al pie de esos cuarenta y cuatro escalones…
               —Cuarenta y cinco —murmuró Louis.
               —Ajá —asintió Jud—. Cuarenta y cinco, ¿verdad? Cuando llegamos al pie de los

           cuarenta y cinco escalones, el hombre andaba otra vez tan ligero como si estuviera
           sobrio.  Regresamos  por  el  pantano,  los  bosques  y  el  montón  de  troncos,  y  luego

           cruzamos la carretera y llegamos a mi casa. Me parecía que habían pasado por lo
           menos diez horas, pero aún era noche cerrada.
               »«¿Y ahora, qué?», pregunté a Stanny B. «Ahora tú no tienes más que esperar»,
           me  dijo  él,  y  se  marchó  haciendo  eses  otra  vez.  Supongo  que  aquella  noche  él

           dormiría detrás del almacén. Por cierto, Stanny B. murió dos años antes que mi perro
           "Spot".  El  hígado  se  le  descompuso  y  lo  envenenó.  El  4  de  julio  de  1912,  dos

           chiquillos lo encontraron, más tieso que un atizador, detrás del almacén.
               »Pero, aquella noche, yo trepé hasta la ventana de mi cuarto por la enredadera, me
           metí en la cama y me quedé dormido en cuanto la cabeza me cayó en la almohada.
               »A la mañana siguiente, no me desperté hasta casi las nueve. Mi madre estaba

           llamándome. Mi padre trabajaba en el ferrocarril y se habría ido a las seis. —Jud se
           interrumpió unos momentos, pensativo—. Mi madre no es que me llamara, Louis, es

           que chillaba mi nombre.
               Jud se acercó al frigorífico, sacó una Miller's y la abrió con el tirador del cajón
           situado debajo de la caja del pan y la tostadora. A la luz de la lámpara del techo, tenía

           la cara amarilla como de nicotina. Bebió media cerveza, soltó un eructo que sonó
           como un cañonazo y miró por el pasillo hacia la habitación donde dormía Norma.
           Luego, mirando a Louis, dijo:

               —Me cuesta trabajo hablar de esto. He pensado mucho en ello, durante años y




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