Page 315 - El Misterio de Salem's Lot
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—Nos tomó el pelo —repitió Ben con voz hueca—. Se burló de nosotros, de
todos. Jimmy, dale la carta.
Jimmy entregó el sobre a Matt, quien sacó la hoja de pergamino y la leyó,
sosteniendo el papel a pocos centímetros de la nariz. Sus labios se movían levemente
al leer.
—Sí—dijo cuando dio la carta—, es él. Su egolatría es mayor de lo que me
imaginaba. Es algo estremecedor.
—A ella la dejó para burlarse —siguió diciendo Ben—. Él ya se había ido, mucho
antes. Luchar contra él es como luchar con el viento. No debemos parecerle más que
alimañas.
Alimañas indefensas que corren de un lado a otro para que él se divierta.
Jimmy abrió la boca para decir algo, pero Matt se lo impidió con un movimiento
de cabeza.
—Estás equivocado —le corrigió Matt—. Si hubiera podido llevarse a Susan
consigo, lo habría hecho. ¡Cómo iba a renunciar a uno de sus muertos vivientes por
una broma, cuando tiene tan pocos! Ben, piensa por un momento qué habéis hecho.
Matasteis a Straker, su demonio familiar. ¡Si hasta él mismo admitió que se vio
obligado a participar en el asesinato al despertar sus apetitos insaciables! Y piensa en
lo que debe de haberle aterrorizado despertar de su sueño sin sueños para encontrar
que un niño, desarmado, había dado muerte a esa criatura tan espantosa.
Con cierta dificultad, se sentó en la cama. Ben había vuelto la cabeza y lo miraba;
era la primera vez que daba muestras de algún interés desde que los otros habían
salido de la casa cuando él estaba ya en el patio trasero.
—Y tal vez —siguió cavilando Matt— no sea ésa la victoria mayor. Tú le has
arrojado fuera de su casa, de la que él eligió como hogar. Jimmy ha dicho que el
padre Callahan esterilizó el sótano con agua bendita y que selló todas las puertas con
la hostia. Si vuelve allí, Barlow morirá... y él lo sabe.
—Pero se escapó —insistió Ben—. Lo demás ¿qué importa?
—Se escapó —repitió suavemente Matt—. ¿Y dónde ha dormido hoy? ¿En el
maletero de un coche? ¿En el sótano de alguna de sus víctimas? Tal vez en el
subsuelo de la vieja iglesia metodista de Marshes, la que se quemó en el incendio de
1951. Sea donde fuere, ¿crees que le ha gustado? ¿Piensas que se siente seguro?
Ben no respondió.
—Mañana empezaréis la caza —dijo Matt, mientras sus manos apretaban la de
Ben—. No iréis solamente en pos de Barlow, sino de todos los peces pequeños... y
después de esta noche habrá muchísimos peces pequeños. El hambre de ellos jamás
se satisface. Comen hasta atiborrarse. Las noches son de Barlow, pero durante el día
vosotros le perseguiréis hasta que se espante y huya, o hasta que le saquéis a rastras a
la luz del sol.
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