Page 49 - El Misterio de Salem's Lot
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ser modelo? Por ese piojoso remolque aparcado en el Bend, donde ya la fórmica se
           desprendía de los muebles, por un marido que trabajaba todo el día en la tejeduría y
           por las noches se iba a beber o a jugar al póquer con los inútiles de sus amigos de la

           gasolinera.  Po  un  mocoso  que  era  el  retrato  del  inútil  de  su  padre  y  que  lo
           embadurnaba todo de caca. Y que gritaba con toda la fuerza de sus pulmones. —
           ¡Cállate! —vociferó a su vez Sandy. Arrojó contra el niño el biberón de plástico, que

           le golpeó en la frente y le hizo caer de espaldas en la cuna, llorando y agitando los
           brazos. Bajo el nacimiento del pelo le había quedado una marca roja, y Sandy sintió
           una horrible oleada de satisfacción, pena y odio que le anudó la garganta. Levantó al

           niño de la cuna como si fuera un trapo.
               —¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!
               Antes  de  poder  dominarse,  ya  le  había  dado  dos  puñetazos,  y  el  esfuerzo  de

           Randy por gritar era tal que dejó de emitir ningún sonido. Con el rostro purpúreo, se
           quedó tendido en la cuna, jadeante.

               —Perdóname —murmuró Sandy—•, Oh, perdóname. ¿Te he hecho daño, Randy?
           Espera un minuto que mami te va a limpiar.
               Cuando Sandy volvió con un trapo mojado, Randy tenía los ojos hinchados y se
           le estaban amoratando, pero se tomó el biberón, y cuando empezó a limpiarle la cara

           con el trapo mojado, le sonrió con su sonrisa sin dientes.
               Le diré a Roy que se me cayó mientras le cambiaba, pensó Sandy. Se lo creerá.

           Oh, Dios, que se lo crea, por favor.



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               La mayor parte de la población obrera de Salem's Lot iba camino de su trabajo.

           Mike Ryerson era uno de los pocos que trabajaban en el pueblo. En el registro anual
           del mismo aparecía consignado como jardinero, pero en realidad era el encargado del
           mantenimiento de los tres cementerios de la pequeña ciudad. En verano el trabajo le

           exigía  casi  dedicación  exclusiva,  pero  en  invierno  tampoco  era  de  chiste  como
           parecían pensar algunos, como ese remilgado de George Middler, el de la ferretería.
           Mike trabajaba algunas horas con Carl Foreman, el empresario de Pompas Fúnebres

           de Salem's Lot, y parecía que la mayoría de los viejos estiraba la pata en invierno.
               En ese momento Mike iba camino de Burns Road en su camioneta, cargada de
           podaderas, una tijera para recortar los setos, una caja de estacas, una palanca para

           enderezar  cualquier  lápida  que  pudiera  haberse  caído,  una  lata  de  diez  litros  de
           gasolina y dos cortadoras de césped Briggs & Stratton.
               Por la mañana cortaría el césped en Harmony HUÍ, y realizaría cualquier arreglo




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