Page 98 - El Misterio de Salem's Lot
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—Del cuarenta —objetó Clyde.
               —El  del  cuarenta  no  tenía  estribos  —se  defendió  Vinnie—.  Era  del  treinta  y
           nueve.

               —Estás equivocado —declaró Clyde.
               Pasaron cinco minutos. Después vieron que Milt examinaba el billete de veinte
           dólares con que había pagado Straker.

               —¿Es raro ese dinero, Milt? —preguntó Pat—. ¿Te pagó con dinero sospechoso?
               —No,  pero  mira.  —Milt  se  lo  pasó  por  encima  del  mostrador  y  todos  lo
           observaron. Era mucho más grande que un billete común.

               Pat  lo  miró  a  contraluz,  lo  examinó,  le  dio  vuelta.  —Es  una  serie  E  veinte,
           ¿verdad, Milt? —Sí —confirmó Milt—. Hace cuarenta o cuarenta y cinco años que
           dejaron de hacerlos.

               Imagino que valdrá bastante dinero en la feria de moneda de Portland.
               Pat hizo circular el billete y todos lo examinaron, de más cerca o de más lejos,

           dependiendo de como les resultara más fácil para ver. Joe Crane lo devolvió, y Milt lo
           colocó debajo del cajón donde guardaba el dinero en efectivo, junto con los cheques y
           los cupones.
               —Seguro que es un tipo raro —reflexionó Clyde.

               —No hay duda —coincidió Vinnie, e hizo una pausa—. Era del treinta y nueve,
           sin embargo. Mi medio hermano, Vic, tuvo uno. El primer coche que tuvo en su vida.

           Lo compró de segunda mano, en 1944. Se olvidó de ponerle aceite una mañana y se
           cargó los malditos pistones.
               —Creo que era del cuarenta —afirmó Clyde—; recuerdo que un tipo que solía
           venir a la tienda de Alfred a arreglar sillas fue directamente a tu casa y dijo...

               Y  así  se  inició  la  discusión,  que  se  intensificaba  en  el  silencio  más  que  en  el
           discurso,  como  una  partida  de  ajedrez  jugada  por  correo.  Y  el  día  pareció

           inmovilizarse  y  dilatarse  hasta  la  eternidad,  y  Vinnie  Upshaw  empezó  a  liar  otro
           cigarrillo con lentos gestos de artrítico.



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               Ben  estaba  escribiendo  cuando  oyó  llamar  a  la  puerta,  colocó  una  señal  para
           recordar la última palabra escrita y se levantó a abrir. Eran poco más de las tres de la
           tarde  del  miércoles  24  de  septiembre.  La  lluvia  había  puesto  término  a  todos  los

           proyectos de seguir con la búsqueda de Ralphie Glick, y el consenso general era que
           la búsqueda había terminado. El chico de los Glick había desaparecido, y no había ya
           nada que se pudiera hacer.

               Abrió la puerta y se encontró con Parkins Gillespie, que llevaba un cigarrillo en




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