Page 36 - La iglesia
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—¡No me joda, menuda casualidad! —exclamó—. ¡Esta misma mañana
me han llamado del ayuntamiento para decirme que voy a ser el encargado de
remozarla!
—¿No me diga? ¿Ya la ha visto por dentro? ¿Cómo está?
—Todavía no he visto nada, ya le digo: me he enterado hoy. Debe de estar
en buenas condiciones, porque el arquitecto técnico me ha dicho que solo hay
que pintar. He aceptado a ciegas: le debo un dinero a la Asamblea por una
obra que cobré por adelantado y que no se hizo nunca. Ya sabe, cosas de
políticos —Jiménez hizo una pausa y cambió de tema—. Así que ahora es
usted párroco… Manda huevos.
—¿Y eso? Puede ser una labor bonita —aventuró el padre Ernesto.
—Bonita de cojones —ironizó Jiménez—. Le quitan de profesor para
atender a un puñado de beatas convencidas de que sus obligaciones con Dios
consisten en pasar el mayor número posible de horas dentro de la iglesia,
preferentemente dándole por culo al cura de turno, para luego poner verdes a
sus vecinas sin piedad y ejercer maldades varias, reforzadas por el poder del
Espíritu Santo. ¡Si eso no es un castigo, que venga Dios y lo vea!
Al padre Ernesto le divertía la conversación. Si no se le tomaba
demasiado en serio, Fernando Jiménez tenía su gracia.
—Al menos, no tendré que aguantar niñatos —argumentó.
—Eso sí —coincidió Jiménez, que enseguida cambió de tercio—. Pues si
sus jefes pretendían castigarle se van a comer un mojón. Hay muchos
ignorantes que creen que Ceuta es una mierda, y eso es debido a que el
noventa por ciento de los que viven de Algeciras para arriba no tienen ni puta
idea de lo que es esta ciudad: muchos todavía piensan que se ven camellos
por la calle, que la gente vive en casas sobre dunas y que nuestras mujeres
visten con chilaba, no te jode…
—He visto varios reportajes en internet. La verdad es que me
impresionaron, es una ciudad muy bonita y moderna.
—¿Es la primera vez que viene, padre? —El sacerdote asintió—. Pues
cuando la pise, se sorprenderá aún más. Es una ciudad muy especial: aquí
convivimos en paz cristianos, musulmanes, judíos, hindúes, y ahora también
negros y chinos, porque eso sí, mire que Ceuta es pequeña, pero debe de ser
archiconocida en el mundo entero, porque todo Cristo acaba aquí. Pero en
general, la gente es muy buena, ya lo verá.
—La gente hace al lugar.
—Ceuta le acogerá con cariño, padre. Y no se avergüence de lo que hizo:
estos tiempos que nos ha tocado vivir son una puta mierda. Usted hágame
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