Page 270 - La máquina diferencial
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—Han construido ustedes sobre arena, doctor Mallory. El árbol de su prosperidad
           está enraizado en el más oscuro asesinato. Las masas ya no pueden soportarlo. ¡La
           sangre clama desde las calles de Babilondres, siete veces maldita!

               —¡Salga Swing! —exclamó Mallory—. ¡Salga de su oscuridad, déjeme ver su
           rostro!
               —Ni hablar —replicó Swing.

               Hubo otro silencio.
               —Mi  intención  era  cogerlo  vivo,  doctor  Mallory  —dijo  Swing  de  modo
           terminante—. Pero si es cierto que le ha confesado su secreto a Ada Byron, entonces

           ya no lo necesito. ¡Mi camarada de confianza, la compañera de mi vida, retiene a la
           reina  de  las  máquinas  en  una  red  perfecta!  Tendremos  a  lady  Ada,  y  el  modus,  y
           también el futuro. Y usted tendrá las profundidades del Támesis envenenado, que será

           su sepulcro.
               —¡Mátenos entonces y deje de decir disparates, maldita sea! —gritó Fraser de

           repente,  incapaz  de  seguir  soportando  aquello—.  La  Sección  Especial  los  verá
           retorciéndose al extremo de una soga aunque hagan falta cien años.
               —¡La  voz  de  la  autoridad!  —se  burló  Swing—.  ¡El  todopoderoso  Gobierno
           británico! Se les da bien acabar con pobres desgraciados en las calles, pero veamos si

           sus  abotargados  plutócratas  toman  este  almacén  cuando  retenemos  aquí  una
           mercancía que vale millones.

               —Tiene que estar completamente loco —dijo Mallory.
               —¿Por  qué  cree  que  elegí  este  sitio  como  cuartel  general?  ¡Los  gobiernan
           tenderos que dan más valor a sus preciosos bienes que a cualquier número de vidas
           humanas!  Jamás  abrirán  fuego  contra  sus  propios  almacenes,  contra  sus  propios

           embarques. ¡Aquí somos inexpugnables!
               Mallory se echó a reír.

               —¡Pero sería estúpido! Si Byron está muerto, entonces el Gobierno está en manos
           de  lord  Babbage  y  sus  comités  de  emergencia.  ¡Babbage  es  un  maestro  del
           pragmatismo! No lo contendrá la preocupación por ninguna mercancía.
               —Babbage es el peón de los capitalistas.

               —¡Es un visionario, pequeño payaso iluso! ¡Una vez se entere de que está aquí
           dentro, reventará este sitio sin pensarlo dos veces!

               Un trueno sacudió el edificio. Se oyó un tamborileo en el tejado.
               —¡Está lloviendo! —exclamó Tom.
               —Es artillería —dijo Brian.

               —No,  escucha...  ¡está  lloviendo,  Brian!  ¡El  hedor  ha  terminado!  ¡Es  lluvia,
           bendita sea!
               Había empezado una discusión bajo el refugio del arma de asedio. Swing gruñía a

           sus hombres.




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