Page 269 - La máquina diferencial
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algo fue triturado en la base del muro. Una voz distorsionada y amortiguada, ayudada
           quizá por un megáfono, resonó en el interior del arma de asedio.
               —¡Doctor Mallory!

               —¿Sí?
               —Ha  preguntado  por  mí...  ¡Pues  aquí  estoy!  Estamos  tirando  el  muro  de  su
           palacio, doctor Mallory. Pronto quedará expuesto.

               —¡Un trabajo duro para un jugador profesional, capitán Swing! ¡No se ampolle
           esas manos tan delicadas!
               Tom y Fraser, que habían estado trabajando en equipo, dejaron caer una pesada

           bala  de  algodón  sobre  el  arma  de  asedio.  El  proyectil  rebotó  sin  provocar  ningún
           daño.  Un  fuego  bien  organizado  barrió  la  fortaleza  y  obligó  a  los  defensores  a
           ponerse a cubierto.

               —¡Alto el fuego! —gritó Swing, y luego se echó a reír.
               —¡Tenga  cuidado,  Swing!  ¡Si  me  dispara,  nunca  sabrá  dónde  está  oculto  el

           modus!
               —¡Sigue siendo un necio fanfarrón! Usted nos robó el modus en el derby. ¡Podría
           habérnoslo devuelto y haberse ahorrado cierta destrucción! ¡Ignorante obstinado, ni
           siquiera tiene una noción clara del auténtico propósito de ese objeto!

               —¡Pertenece por derecho a la reina de las máquinas, eso lo sé bastante bien!
               —Si lo cree así es que no sabe nada de nada.

               —Sé que es de Ada porque así me lo dijo ella. ¡Y ella sabe dónde está escondido
           porque yo le indiqué dónde lo guardo!
               —¡Mentiroso! —gritó Swing—. Si Ada lo supiese, ya lo tendríamos. ¡Es una de
           los nuestros!

               Tom gruñó en voz alta.
               —¡Ustedes son sus atormentadores, Swing!

               —Le digo que Ada es nuestra.
               —La hija de Byron jamás traicionaría al reino.
               —¡Byron está muerto! —exclamó Swing con la terrible convicción de la verdad
           —. Y todo lo que construyó, todo aquello en lo que usted cree, será barrido.

               —Está soñando. Se produjo un largo silencio.
               Luego Swing volvió a hablar con una voz nueva y halagadora:

               —El  Ejército  está  disparando  contra  el  pueblo,  doctor  Mallory.  Este  guardó
           silencio.
               —El Ejército británico, el baluarte de su supuesta civilización, dispara contra sus

           compatriotas  y  los  mata  en  las  calles.  Se  está  disparando  con  armas  de  fuego
           automático contra hombres y mujeres que solo tienen piedras en las manos.
               ¿Acaso no lo oye?

               Mallory no respondió.




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