Page 280 - La máquina diferencial
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que interpretar a Egremont y su furibunda campaña?
—Buenas noches, señor.
—Buenas noches, Bligh. —Le entregó el sombrero de copa y el paraguas.
—La cocinera está resfriada, señor.
—Muy bien. Cenaré en el estudio, gracias.
—¿Se encuentra bien, señor?
—Sí, muchas gracias. —Los imanes de McNeile o su mesa de manipulaciones
diabólicamente incómoda le habían dejado la espalda dolorida. McNeile le había sido
recomendado por lady Brunel, la columna de cuyo esposo había tenido que sufrir,
según se decía, una cantidad desmesurada de descargas eléctricas por culpa del
tendido ferroviario a lo largo de su famosa carrera. Recientemente, el doctor había
diagnosticado que los «ataques» de Oliphant, como insistía en llamarlos, eran un
síntoma de «columna ferroviaria», mal en el que la polaridad magnética del paciente
había quedado revertida como consecuencia de algún trauma. La tesis de McNeile era
que esta condición podía corregirse mediante la aplicación de descargas
electromagnéticas, y, como consecuencia de ello, Oliphant realizaba ahora visitas
semanales a la consulta que tenía en Harley Street. Las manipulaciones de McNeile le
recordaban a Oliphant al insalubre y profundo interés de su padre por los secretos del
hipnotismo.
El progenitor de Oliphant, tras servir como procurador general en la colonia de El
Cabo, había sido nombrado procurador de justicia de Ceilán. A consecuencia de esto,
Oliphant había recibido una educación privada e, inevitablemente, bastante
fragmentaria, a la que le debía tanto la fluidez que exhibía con varias lenguas
modernas como su extraordinaria ignorancia del griego y del latín. Sus padres habían
sido unos evangélicos bastante excéntricos, y aunque él mismo todavía conservaba,
bien que de manera privada, ciertos aspectos de su fe, no podía dejar de sentir cierto
temor al recordar los experimentos de su padre: barras de hierro, esferas de cristal...
¿Cómo, se preguntó mientras subía los escalones alfombrados de su escalera,
estaría adaptándose lady Brunel a la vida como esposa del primer ministro?
Su herida japonesa empezó a palpitar al asir la barandilla.
Sacó una llave Mudslay triple del bolsillo superior de su chaqueta y abrió la
puerta de su estudio. Bligh, poseedor de la única copia de esta llave, había encendido
el gas y removido los rescoldos.
El estudio, forrado de roble, tenía vistas al parque desde una triple ventana
cóncava. Una antigua mesa de refectorio, bastante sencilla, que la ocupaba casi de
lado a lado, hacía las veces de escritorio para Oliphant. Una moderna silla de oficina,
montada sobre unas ruedas giratorias, migraba de manera habitual alrededor de la
mesa en función de las necesidades de Oliphant de desplazarse entre los diferentes
montones de carpetas. Por culpa de estas peregrinaciones diarias, las ruedecillas
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