Page 330 - La máquina diferencial
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—A que era la amante de Gautier, claro. Aquí era una especie de príncipe,
monsieur. Sus relaciones con Gautier, como no podía ser de otra forma, han limitado
sus contactos con la sociedad normal. Él le enseñó francés, o al menos el francés que
habla.
—¿Qué clase de mujer cree que es?
Beraud le guiñó un ojo.
—Podría decirse que es atractiva, aunque fría. Nada simpática. Como las mujeres
inglesas, ¿sabe?
—Cuando llegue, Beraud... si es que llega, debería decir, tendrá usted que
marcharse de inmediato. Beraud levantó las cejas.
—Eso es imposible, monsieur...
—Debe hacerlo, Beraud. Marcharse. —Una pausa medida—. Esfumarse.
Las marcadas hombreras del traje marrón de Beraud se levantaron al oír esta
palabra.
—Le ordenará al cochero que espere, así como al estenógrafo. El estenógrafo,
Beraud... ¿Su inglés es bueno? Mi amigo... mi buen amigo, monsieur Arslau, me ha
asegurado que es así...
—¡Es totalmente cierto! Y, monsieur... —Se levantó tan deprisa que estuvo a
punto de tirar la silla—. Es ella...
La mujer que estaba entrando en l’Univers podría haber pasado fácilmente por
una elegante parisienne vestida a la moda. Esbelta y rubia, llevaba un sombrío
miriñaque de color lana, con capa y gorro a juego y bordados de visón.
Mientras Beraud completaba su precipitada retirada hacia las profundidades del
café, Oliphant se levantó. Los ojos de la mujer, muy alertas y muy azules, se
encontraron con los suyos. Se le acercó, sombrero en mano, y la saludó con una
reverencia.
—Discúlpeme —dijo en inglés—. No nos han presentado, pero tengo que hablar
con usted de un asunto de la máxima importancia. Los ojos grandes y azules de la
chica brillaron con reconocimiento y miedo.
—Me confunde usted con otra, señor.
—Es usted Sybil Gerard.
El labio inferior de la chica estaba temblando, y Oliphant experimentó un brusco,
intenso y totalmente inesperado acceso de simpatía.
—Me llamo Laurence Oliphant, señorita Gerard. Se encuentra usted en terrible
peligro. Deseo ayudarla.
—Yo no me llamo así, señor. Le ruego que me deje pasar. Mis amigos están
esperándome.
—Sé que Egremont la traicionó. Y estoy al tanto de la naturaleza de su traición.
Al oír aquel nombre, ella se sobresaltó y Oliphant tuvo miedo de que huyera en el
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