Page 18 - VEJIGANTES FINAL JUNIO 2013 MASTER PARA TIENDA EC1
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condición social de la persona. No podemos olvidar que en la década

        del cincuenta, cuando se desarrolla la obra, en Puerto Rico se iniciaba
        un vertiginoso desarrollo económico mediante la industrialización. El
        dramaturgo también recalca que las personas deben tener conciencia
        de lo que son para ser felices. La inautenticidad de Marta le impide
        lograr su tranquilidad de conciencia. Clarita y Mamá Toña se lo hacen
        ver al final. Veamos todo esto a través de los tres actos del drama.



                              PRIMER ACTO

            Toña era la negra más bella de Loíza, la que mejor bailaba bomba y
        “la prieta más querida del palmar” por la alegría que siempre irradiaba.
        El gallego Benedicto se enamora de ella y para seducirla se viste de
        vejigante y lo logra. Según se desprende, esto fue así porque ella lo
        quiso, pues deseaba tener un hijo con un hombre blanco, como dice

        el Caballero 2: “El sueño de todas las prietas: Hijos blancos”. En el
        fondo era para evitar el discrimen racial y subir en la escala social.
            Benedicto no se puede casar con  Toña, según él, porque: “Mi
        hermano establecido en San Juan, el mayor, armaría tamaño escándalo.
        Escribiría a España para informar a mis padres. Éstos esperan casarme con
        una muchacha de mi pueblo. No quiero enojar a los viejos”. Conviene,
        entonces, con ella a que trabaje como sirvienta en la casa durante el día
        y por la noche sea su amante. Por lo tanto, ella nunca pudo sentarse en
        la sala como la señora de la casa, siempre estuvo relegada a la cocina.

            Lo más importante en este primer acto es observar cómo
        Toña pierde la alegría, jamás vuelve a ser como ella era, por  eso
        tiene “la mirada llorosa”. La Loca 2 dice en forma sentenciosa:
        “Un vejigante se le ha metido en el alma”. Esta expresión tiene un
        doble significado. Recordemos que los vejigantes son diablitos y
        que Benedicto se disfrazó como tal para seducirla. Está diciéndole
        a los espectadores que la hará infeliz en la vida. Es lo que se llama

        en teatro un signo de indicio o un presagio de lo que sucederá. El


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