Page 104 - Resiliente
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Toyota, eran algunas, no muchas, comida para un para un mes

                                    máximo si racionábamos mucho, terminamos sin problemas,
                                    y advertí que la calle estaba literalmente desolada, no había

                                    ni uno de ellos en ninguna parte.



                                            —Oye Máximo, ¿Cuántos habitantes tiene Mérida?
                                            —No sé, unos... ¿Novecientos mil? Un millón quizás...

                                    un poco mas... —dijo mirandome.
                                            —Si se infectó nada más la mitad serian quinientos mil

                                    enemigos —dije yo mirándolo con horror.
                                            —Eso lo tengo bien clarito, será mejor que movamos el culo

                                    antes de que ellos se enteren... —dijo asintiendo con la cabeza.



                                    Asentí, y me gire hacia la farmacia, era pequeña, pero podrían
                                    tener lo que estoy buscando, avance con la escopeta en alto

                                    a paso ligero y sin mirar a los lados, abrí la puerta y entre,
                                    era una modesta droguería con un mostrador y unos anaqueles en

                                    fila donde estaban los insumos, cuando entre olí algo repugnante.



                                    Me gire y observe un inmenso charco de sangre con pedazos
                                    de carne, me recordó a una moledora de carnicería, cuando

                                    entre más, mire huellas, y una vez llegue detrás del mostrador
                                    observe a un infectado vestido de bata blanca masticándose

                                    un brazo completo, cuando se giró me miro y enseño sus dientes
                                    ensangrentados y llenos de pedazos de carne, retrocedí muy

                                    lentamente y le apunte con el arma, pero cuando observe la
                                    situación de ese ser humano me dio una lástima terrible, a de-

                                    cir verdad no se que me llavo a tales sentimientos por cosa tan
                                    horrible como estos malditos zombis.



                                    Aun poniendo el dedo en el percutor me quede mirando a la

                                    horrorosa criatura y pese a que ya sabía que no era humana
                                    y que jamás volvería a serlo me quede pensando en la vida que

                                    habría llevado antes y en lo que habría hecho, sin embargo,
                                    cuando se levantó de golpes y lanzo un gruñido, de la cintura

                                    emergió el hacha y en un abrir y cerrar de ojos esta estaba en
                                    la frente del infectado, que apenas había llegado a reaccionar,




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