Page 171 - Resiliente
P. 171
en esta misma urbanización donde paso gran parte de su juventud
refugiado de miles de zombis por todas las calles esperando
a devorarnos... supongo que no es difícil de imaginar.
Preparamos el Jeep en esos momentos, lo decidimos usar sobre
el Toyota puesto que a este le fallaban los frenos, habría que
buscar un par de paquetes en alguna tienda de mecánica...
también aceite, y cualquier cosa que el motor necesitara para
mantenerse, mi conocimiento sobre eso es totalmente inútil,
todo es teórico, pero Máximo tiene ciertas nociones sobre
el tema así que supongo que lo que sepa será suficiente,
para que el motor no se oxide hasta el día en que ya no
hallemos más gasolina en toda la ciudad, aunque con millones
de autos con el tanque lleno dudo que ese sea el problema
durante las próximas semanas.
Vertimos otros varios litros de gasolina en el tanque hasta
que quedo a tope, guardamos las armas de fuego que teníamos
consultando su carga, que desde luego no era suficiente pero
recargamos lo que teníamos al tope, supongo que ni con todas
las balas del mundo pudiéramos acabar con esos malditos, son
cientos de millones por todo el orbe.
Máximo tomo el machete y yo el hacha y me colgué la escopeta,
como de costumbre, me puse al volante, Camila vino hacia mí
y me dio un beso de despedida, que saboree hasta el último
segundo que perduro, puede que sea el último que me de, le di
una caricia en la mejilla y arranque el auto, ella me miro con
melancolía y tristeza, me coloco una mano en el cuello, luego
se apartó y camino hacia la casa.
Máximo estaba despidiéndose de Cleo como si en realidad no la
fuese a volver a ver, estaba preocupado, se notaba en su forma
de hablarle, el sabia que todo podria acabar mal si llegamos
hacer algo de forma incorrecta, se besaban con desesperación
y escuchaba varias veces “no sé qué haría sin ti bebé”
“Por Dios vuelve a mi” “Te amo”...
171