Page 172 - Resiliente
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Luego de minutos se separaron y Mauro se aproximó, apoyándose

                                    en el bastón y cojeando, se le sigue viendo algo cansado, pero
                                    esta decidido a ayudar en el refugio.



                                            —Debieron esperar a que estuviese bien, con la comida que

                                    teníamos nos podíamos aguantar.
                                            —¿Racionando? —dijo Máximo sonriendo —ya sabes que soy

                                    un maldito glotón, me gusta sentir mis alacenas bien repletas.


                                    Mauro asintió, sonrió un poco, pero pude notar la preocupación
                                    en su rostro.



                                            —Esto no es a la ligera —dijo Mauro —van a un sitio

                                    de millones de esas cosas podridas... por favor no la vayan
                                    a cagar... los necesitamos...

                                            —Mauro —dije yo —no sé si te dije, pero si no llegamos
                                    a volver hoy, no vayas a intentar buscarnos, esto ya no es como

                                    antes, hay demasiado en juego.
                                            —Sabes bien que te buscaría hasta en el fin del mundo...

                                            —Pues esta vez no —dijo Máximo —si no volvemos, tú vas
                                    a ser el encargado de cuidarlas a ellas.

                                            —Confiamos en ti —dije yo —por Dios que sí y lo sabes.



                                    Mauro asintió con lentitud como si asimilara todo lo que decía-
                                    mos, todos teniamos miedo en ese momento, a pesar de que Máximo

                                    y yo nos mostrabamos mas seguros, igual temiamos de lo que
                                    pueda pasar en la ciudad.



                                            —¿Hay algún plan de respaldo, que deba saber? —dijo con

                                    la voz entrecortada.
                                            —Na... no hay nada... —dijo Máximo mientras sonria.

                                            —Váyanse de la ciudad —dije yo —cuando tengan la menor
                                    oportunidad, aléjense, váyanse a un sitio realmente desolado

                                    donde tengan oportunidad de sembrar y hacer una vida nueva,
                                    un refugio nuevo, y como te dije, tengas la capacidad de prote-

                                    gerlas, ellas tenecesitaran si algo nos pasa, Mauro asintió
                                    de nuevo lentamente.




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