Page 177 - Resiliente
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suficiente ruido o atraído a algún gemido para mover a esa

                   enorme horda de millones? Espero que nadie con vida y que
                   solo sea un accidente.



                   Máximo y yo estábamos pálidos y sudorosos, descubrí que en todo

                   el trajín se nos habían ido ya dos horas, pero con orgullo
                   puedo decir que la inteligencia de mi amigo Mauro nos salvó los

                   culos de esa enorme horda... y a su vez ese ruido que los ha
                   hecho irse o mi teoría de que pierden el interés rápido, teoría

                   poco sustentable debido a que Mauro paso días encerrado en una
                   habitación con esos malditos golpeándole la puerta... pero

                   quizás habrían otros factores... quizás indague más en como mi
                   enemigo actúa en mis próximas experiencias.



                   Seguido esto, entramos por la puerta trasera del hipermercado

                   abriendo un enorme garaje de carga y descarga procurando que
                   las ruedas de la puerta no hicieran demasiado ruido, allí

                   habían varios zombis a los que acabamos con rapidez, pero uno
                   me golpeo en el rostro... malditos... los Z golpean fuerte...

                   supongo que a pesar de que los músculos no reciban una potente
                   señal nerviosa... igual conservan la potencia de su instinto,

                   pasamos junto a cientos de cajas, Máximo se detuvo y con el
                   cuchillo abrió la primera, estaban repletas de comida.



                          —Malditos acaparadores burgueses —dijo sonriendo y mo-

                   viendo el brazo en señal de triunfo, saco un paquete de pasta.
                   —¡Son italianos! ¡Importados! ¡Y vienen con sabor! Me siento

                   como en Navidad.



                   Mire un cuerpo totalmente devorado al fondo, tenía la caja to-
                   rácica llena de gusanos.



                          —Quizás la habían guardado para ellos —dije señalándoles,

                   el tipo tenía una metralleta en las manos.
                          —Bueno ya no lo necesitan... —dijo Máximo.

                          —En eso te puedo dar toda la razon.
                          —¿Vemos si sirve? —pregunto Máximo.




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