Page 173 - Resiliente
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—Cuida las esquinas viejo —dijo Máximo agarrándole el
brazo —pasa por la barricada varias veces, vigila la reja...
Mauro asintió ahora rápidamente.
—No es una despedida —dijo como si intentara convencernos
de ello —no lo es... ¿Entendieron?
Máximo y yo nos miramos.
—No uses armas de fuego —dije yo mirándole —si entran
y ves que puedes sacarlo entonces usa algo contundente, algo
de mano a mano, pero si ves que no puedes hacerlo no te arries-
gues, puede ser demasiado peligroso...
—Van a volver —dijo Mauro ahora intentando convencerse.
—Sube, tienes que abrirnos el portón.
Miramos melancólicamente a nuestras parejas cuando arranque,
vi los ojos en verde profundo de mi novia por última vez ese
día, gire el jeep en la esquina y avance hasta la reja, Mauro
brinco y movió la camioneta y Máximo abrió la reja.
—Van a volver. —volvió a repetir.
—Oye viejo, ven aca —dijo Máximo acercándose a Mauro
—!Eres el mejor¡ —le dio un abrazo.
Mauro asintió y le dio una palmada, me miro y yo le guiñe
un ojo, pude sin duda alguna ver los ojos húmedos de mi amigo
y luego endurecer la faz, cerró la reja y nos miró partir,
bajamos La Pedregosa traqueteando, esquivando a los Muertos que
formaban ese cardumen que siempre hacían cuando había una razón
para que se movieran, acelere y llegamos al borde de la ciudad.
Suspire, allí iba a empezar aquella enorme faena, aquella
pesadilla, sin fin, tome la Avenida Los Próceres recordando la
enorme horda que había visto en la Av. Las Américas en los días
de rescatar a mi amigo.
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