Page 37 - Resiliente
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hacia otro apartamento detrás del mismo, me gire y observe la
reja que estaba bien trancada, pero de igual manera, debemos
ser rapidos, no aguantara mucho.
—¿Qué pasa? —me pregunto asustada, mientras me miraba.
—Simplemente no podemos ir por delante —dije mirándola
–son muchos de esos bastardos.
Ella comprendió, avance hacia la reja una vez subí las esca-
leras de nuevo y comencé a forzar el candado con un cuchillo de
cocina, estuve un rato enclaustrado metiendo el maldito cuchillo
en la ranura del candado, cuando el cuchillo se me resbalo y me
perforo el pulgar, lance el cuchillo en medio de una rabieta
y le dispare al candado con la escopeta, eso llamo de nuevo
a los zombis a golpear la puerta, ahora con más intensidad,
me gire y observe que las bisagras se estaban doblando lenta-
mente y que eso revelaría ser una cantidad que sobrepasaba lo
que yo me estaba imaginando.
Le deje pasar a ella primero y luego cerré la reja como pude,
mire que la puerta se dobló más y la cara grisácea de uno de
esos malditos Revividos apareció frente allí mostrándome
los dientes negros y la baba cayendo, subí la escopeta y le
pegue un tiro y la cabeza desapareció, me gire y comencé a
correr, llegue a una especie de balcón, Camila paso la pierna
y se dispuso a saltar, mire primero que abajo no hubiese nada,
y ella se dejó caer, abajo había un auto y le cayó encima
al techo, sin hacer mucho ruido, pequeña, agil, liviana, todo
lo contrario a mi persona.
Luego me tire yo, y abolle bastante el chapado, escuche un ruido
sordo y con eso me di cuenta de que los zombis habían entrado
en el apartamento, entonces mire a Camila, con angustia.
—Se me olvido traerme al perro... —dije con horror.
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