Page 40 - Resiliente
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en cada una de esas casas, aunque por supuesto eso era un vil
recuerdo, cuando pasamos por el parque Camila vio los montícu-
los de tierra que había cavado para cada cuerpo con la profun-
didad adecuada para que no molestase su hedor al descomponerse,
ella giro rápido la cabeza y acelero.
Cuando llegamos a las tres casas, me quede impávido, pedí a
Camila que apagara el jeep un poco más arriba.
—Espera aquí —dije yo.
Recuerdo que junto a mi casa había una camioneta negra, bastante
destartalada y mal estacionada, junto al tanque de agua que se
había construido para mantener las tres casas en situación de
crisis, la camioneta estaba muy mal conservada y no la reco-
nocí, avance lentamente con la escopeta y observe que la puerta
de mi casa estaba trancada y en esos momentos sentí el aire
y el silbido de un disparo, me tire al suelo instintivamente
y me arrastre pegándome la espalda a la pared de la casa, mire
a Camila y ella metió retroceso desapareciéndose de mi vista.
—¡Suelta tus putas armas! —grito una voz gruesa —¡Tíralas
donde pueda verlas!
—¡Te metiste en mi casa, hijo de puta! —grite sintiendo
una ira repentina.
—¡Quien putas dijo que esta era tu casa! ¡Tira la maldita
arma donde la vea o te voy a picar el culo en pedazos bastardo!
—¡Sal de mi maldita casa! —grite decidido —¡Esto no tiene
que terminar mal!
—¡Te voy a romper el culo gilipollas!
Sentí que disparaban de nuevo y mire que la bala daba contra
las piedras de en frente, el tipo estaba sobre la ventana de la
sala, en el segundo piso, corrí hacia allí y me tire al otro
lado de la camioneta Ford, el tipo volvió a disparar hasta que
escuche el gatillo y el sonido de que estaba recargando.
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