Page 39 - Resiliente
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Me gire y lo observe, no tenía ninguna herida, simplemente había

                   tenido suerte el condenado, no pude evitarme sonreír, cuando
                   escribo esto, aun lo hago, una alegría entre tanto horror...

                   una alegría decir que el perro se había salvado al menos,
                   Camila siguió por el camino del Puente hacia la Pedregosa,

                   y sin decir más nada, llegamos a la puerta de la urbanización,
                   me baje cauteloso del asiento del copiloto  y descubrí que has-

                   ta allí arriba estaba todo despejado.



                   Avance hacia la reja que había trabado de forma que pudiera
                   abrirla, cuando coloque mi mano en la reja, sentí que allí

                   había un enorme candado, recuerdo que la sensación que sentí en
                   ese momento era de horror autentico, mire a Camila que esperaba

                   en el jeep aun encendido y negué lentamente.



                          —¿Qué pasa?
                          —Alguien está aquí —dije en voz baja —alguien llego a la

                   maldita urbanización.



                   Camila palideció y ella ya es bastante blanca, me gire y me
                   colgué la escopeta, me subí por la reja peatonal y pase por un

                   estrecho agujero que había entre techo y techo, brinque hacia
                   la calle y observe el candado, suspire y apunte con la escopeta.



                   Mierda, como rompí cerraduras con esa puta escopeta, cuando

                   dispare el candado voló y pude abrir el portón, no puedo dejar
                   de escribir que cuando me brinque me imagine que le pasaba

                   lo peor a Camila en el jeep y yo no pudiendo hacer nada,
                   por suerte, nada de eso paso y no apareció ningún zombi por

                   el pistoletazo que di.



                   Me subí al jeep una vez trabe bien la reja desechando el can-
                   dado, pero la trabe lo suficientemente bien para que nadie

                   pudiera abrir a menos que se le abriera de este lado, avanza-
                   mos por la calle de la urbanización, yo me había encargado

                   de limpiar los cuerpos, por lo que cerré también todas las
                   puertas, parecía todo como antaño, la gente viviendo sus vidas




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