Page 63 - Resiliente
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—Bien... ambos... perdón... mala mía, debí estar, o debí

                   avisar cuando menos.
                          —¿Máximo Lanza disculpándose? —dije yo incrédulo.

                          —Sí, deberías ir a masturbarte allá atrás por eso...



                   Sonreí,ambos caminamos hacia la puerta.



                          —Huele a mierda —dijo en voz baja
                          —En serio deberíamos separarnos, tú arriba y yo acá, así

                   cubrimos más terreno.
                          —Ok.



                   Máximo subió unas escaleras que llevaban al segundo piso

                   y yo me quede junto a la puerta, tenía una ventanita sobre
                   la madera, era una especie de cuarto de limpieza, intente

                   asomarme para ver que si la abría no me cayeran encima veinte
                   Revividos, estaba muy oscuro y no vi nada, me gire y preferí

                   abrirla con Máximo abajo, camine junto a los anaqueles, aquel
                   sitio había sido saqueado, pero aparentemente la gente que

                   lo había intentado hacer se había zombificado dentro, pase junto
                   a los mostradores y llegue atrás donde había productos de lim-

                   pieza y verduras que ya se estaban comenzando a podrir.



                          —Que mierda, tanta comida y sin donde llevarla —dije en
                   voz baja.



                   Máximo bajo del segundo piso con un martillo en la mano.



                          —Me lo quedare —dijo —me gusta.

                          —bien —dije encogiéndome de hombros —si te sirve para
                   pegarle a alguno de esos maricones entonces está todo bien.

                          —¿Alguna señal de Mauro?
                          —No —dije con mucho pesar.

                          —Arriba no hay nada, un Revivido picado en dos...
                          —¿Vive todavía? —dije frunciendo la frente.

                          —Si —dijo Máximo —¿Cómo explicas eso?
                          —Ni puta idea...




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