Page 30 - Aldous Huxley
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Y el hogar era tan mezquino psíquicamente como físicamente. Psíquicamente, era una
conejera, un estercolero, lleno de fricciones a causa de la vida en común, hediondo a
fuerza de emociones. ¡Cuántas intimidades asfixiantes, cuán peligrosas, insanas y
obscenas relaciones entre los miembros del grupo familiar! Como una maniática, la
madre se preocupaba constantemente por los hijos (sus hijos)..., se preocupaba por ellos
como una gata por sus pequeños; pero como una gata que supiera hablar, una gata que
supiera decir: Nene mío, nene mío una y otra vez. Nene mío, y, ioh, en mi pecho, sus
manitas, su hambre, y ese placer mortal e indecible! Hasta que al fin mi niño se duerme,
mi niño se ha dormido con una gota de blanca leche en la comisura de su boca. Mi hijito
duerme ...
-Sí -dijo Mustafá Mond, moviendo la cabeza-, con razón se estremecen ustedes.
-¿Con quién saldrás esta noche? -preguntó Lenina, volviendo de su masaje con un
resplandor rosado, como una perla iluminada desde dentro.
-Con nadie.
Lenina arqueó las cejas, asombrada.
-Últimamente no me he encontrado muy bien -explicó Fanny-. El doctor Wells me
aconsejó tomar Sucedáneo de Embarazo.
-¡Pero si sólo tienes diecinueve años! El primer Sucedáneo de Embarazo no es
obligatorio hasta los veintiuno.
-Ya lo sé, mujer. Pero hay personas a quienes les conviene empezar antes. El doctor
Wells me dijo que las morenas de pelvis ancha, como yo, deberían tomar el primer
Sucedáneo de Embarazo a los diecisiete.
De modo que en realidad llevo dos años de retraso y no de adelanto.
Abrió la puerta de su armario y señaló la hilera de cajas y ampollas etiquetadas del
primer estante.
Jarabe de Corpus Luteum. Lenina leyó los nombres en voz alta. Ovarina fresca,
garantizada; fecha de caducidad: 1 de agosto de 632 d. F. Extracto de glándulas
mamarias: tómese tres veces al día, antes de las comidas, con un poco de agua.
Placentina; inyectar 5 cc. cada tres días (intravenosa) ...
-¡Uy! -estremecióse Lenina-. ¡Con lo poco que me gustan las intravenosas! ¿Y a ti?
-Tampoco me gustan. Pero cuando son para nuestro bien...
Fanny era una muchacha particularmente juiciosa.
Nuestro Ford -o nuestro Freud, como, por alguna razón inescrutable, decidió llamarse él
mismo cuando hablaba de temas psicológicos-. Nuestro Freud fue el primero en revelar
los terribles peligros de la vida familiar. El mundo estaba lleno de padres, y, por
consiguiente, estaba lleno de miseria; lleno de madres, y, por consiguiente, de todas las