Page 47 - Aldous Huxley
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                  Uno de los dos hombres lo miró. ¿Era una especie de bestial irrisión lo que Bernard
                  captó en aquellos ojos grises sin expresión?

                  -¡De prisa! -gritó más fuerte.


                  Y en su voz sonó una desagradable ronquera.

                  Subió al avión y, un minuto después, volaba en dirección Sur, hacia el río.

                  Las diversas Oficinas de Propaganda y la  Escuela  de  Ingeniería  Emocional  se
                  albergaban en un mismo edificio de sesenta plantas, en Fleet Strcet. En los sótanos y en
                  los pisos bajos se hallaban las prensas y las redacciones de los tres  grandes  diarios
                  londinenses: El Radio Horario, el periódico de las clases altas, la Gazeta Gamma, verde
                  pálido, y El Espejo Delta, impreso en papel caqui y exclusivamente con palabras de una
                  sola sílaba. Después venían las Oficinas de Propaganda por Televisión, por Sensorama,
                  y por Voz y Música Sintéticas, respectivamente: veintidós pisos de oficinas. Encima de
                  éstos se hallaban los laboratorios de investigación y las salas almohadilladas en las
                  cuales los Escritores de Pistas Sonoras y los Compositores  Sintéticos  realizaban  su
                  delicada  labor.  Los  dieciocho  pisos  superiores estaban ocupados por la Escuela de
                  Ingeniería Emocional.

                  Bernard aterrizó en la azotea de la Casa de la Propaganda y se apeó de su aparato.


                  -Llama  a  Mr. Helmholtz Guasón -ordenó al portero Gamma-Más- y dile que Mr.
                  Bernard Marx le espera en la azotea.


                  Se sentó y encendió un cigarrillo.

                  Helmholtz Watson estaba escribiendo cuando le llegó el mensaje.


                  -Dile que voy inmediatamente -contestó. Y colgó  el  receptor.  Después,  volviéndose
                  hacia su secretaria, prosiguió en el mismo tono oficial e impersonal-: Usted se ocupará
                  de retirar mis cosas.


                  E ignorando la luminosa sonrisa de la muchacha, se levantó y se dirigió vivamente hacia
                  la puerta.

                  Era un hombre corpulento, de pecho abombado, espaldas anchas, macizo, y, sin
                  embargo, rápido en sus movimientos, ágil, flexible. La fuerte y bien redondeada
                  columna de su cuello sostenía una cabeza muy bien formada. Tenía los cabellos negros
                  y rizados, y los rasgos faciales muy marcados. Su apostura era agresiva, enfática; era
                  guapo, y, como su secretaria nunca se cansaba de repetir, era, centímetro a centímetro,
                  el  prototipo de Alfa-Más. Profesor en la Escuela de Ingeniería Emocional
                  (Departamento de Escritura), en los intervalos  de  sus  actividades  profesorales  ejercía
                  como Ingeniero de Emociones. Escribía regularmente para El Radio Horario, componía
                  guiones para el Sensorama, y tenía un certero instinto para los slogans y las aleluyas
                  hipnopédicas. Competente, era el veredicto de sus superiores. Y, moviendo la cabeza y
                  bajando significativamente la voz, añadían: Quizá demasiado competente.
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