Page 110 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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1 1 0                EL  MUNDO  HELENÍSTICO

      (tal vez oriundo de Siracusa)^ al que gustaba la proliferación de situacio­
      nes cómicas, y el a t en i e n se Men a n d r o, a quien los profesores bizantinos
     llamaban «la estrella de la nueva comedía» y que dividía su tiempo entre
     los placeres de su villa dei Pi^eOí la torapaiía de k  cortesana Giicera y la
     composición de casi 110 eóniedks, Tras él descubrimiento de un papiro
     de su Díscolo [El misántropo) t podemos tener una idea menos imprecisa
     de su genio, que M> Croiset consideró, sin exagerar, inferior al del ini­
     gualable Moliere.
        Menandro filosofaba a su manera, o más bien moralizaba* pero sin de­
     masiada originalidad; á t El misántropo m  puede decir que es «na «obra
     de encargo». Su verdadero mérito es de trabar los personajesde una for­
     ma tan reai que Aristófanes de Bizancio se preguntó quién babía imitado
     a quien: ¿Menandro a la vida hünianä ö iä vida humana a Ménandro? En
     su Eleautontimoroumenos5traducido casi en su totalidad por Terendo,

     contrapone dos tipos de ancianos: Creniés, enfático creador dé frases, y
     Menedemo, «ei hombre que sé aütücasdga», espíritu íntegro ÿ enamora­
     do deJ absoluto, y evoca los conflictos generacionales mostrándonos ias
     relaciones de ambos con sus hijos. En El arbitraje, poneenescena. a dos
     jóvenes casados que se adoran y que se han separado por un málentendi-·
     do: el joven, de carácter apasionado y un auténtico héroe, digno de Esco»
     pas, se lanza con entusiasmo ai desenfreno antes de volver con su esposa,
     que, pese a las apariencias; se había mantenido digna de su amor.
        Así pues, el amor y ios sentimientos cotidianos componen k  temática
     por excelencia de la comedia de Menandro, cosa natural en una época en
     la que el hombre, arrancado de sn condieíón de ciudadano, se aferra a las
     pasiones y ios afectos. Pero Ménandro estaba demasiado vínGulado a su
     tiempo como para no dejar caer algún comentario (apasionäntfis para el
     historiador) sobre otras cuestiones: las relaciones entre ríeos y pobres, k
     esclavitud, la superstición y la religión. A la par de la gran tradición có­
     mica, abominába los cultos extranjeros. En Ei espectro arroja-sorpren­
     dentes revelaciones sobré ks prácticas de ios magos. La m ujer poseída
     por ia divinidad pone en escena a una joven consagrada a Cibeles que se
     lamenta por haber perdido sus dotes proíétícas tras enamorarse: la dio­
     sa reclama un amor exclusivo.
        En resumen, un teatro que Mamaba la atención por la finura con que
     aborda los análisis psicológicos, al mismo tiempo que conmueve por sus
     cualidades profundamente humanas. Eran los últimos destellos del ge­
     nio ático, lo bastante vivos como para que aún pueda evocarse, a propó­
     sito de Menandro, tanto a Eurípides como a Platón.
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