Page 115 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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LA ÚLTIMA MUTACIÓN DEL HELENISMO ESPIRITUAL 115
practica el mimo, un género crudo y picante, que los más grandes de la
época no desdeñaban. En su Maestro de escuela pone en escena, en un ex
celente sainete, a personajes bien caracterizados: una burguesa dura y muy
avara que quiere educar a un hijo perezoso, astuto y granuja, y un maestro
con un amplio repertorio de castigos corporales; su proveedor de mujer ·
zudas, que trata de recuperar ante el tribunal a una de las pupilas que le ha
sido arrebatada, posee el lenguaje sabroso y ordinario de su empleo.
Los innumerables epigramas de la A ntología, una tardía colección
artificial, con numerosas piezas romanas y bizantinas, atestigua, en tono
menor, los gustos delicados y afectados de la época.
Esa poesía no merece el descrédito en que suele tenérsela; es mucho
más que los ejercicios de perro amaestrado a que se la pretende reducir.
Con un tono moderno, que sorprende enseguida, expresa nuevas sensa
ciones y emociones; y la anima una intensa necesidad de perfección for
mal,: que la convertiría en el modelo natural de todos los que, a lo largo
de los siglos, buscan ei arte por el arte.
L âëm âîcwn filológica
Pese al desprecio del amargado Calimaco, los gramáticos de la épo
ca helenística realizaron un trabajo util al crear una rama nueva del sa
ber» la crítica textual, que se hizo cada vez más necesaria a medida que
se formaban grandes bibliotecas.
Sus nombres merecen ser recordados, ya que, gracias a ellos, posee-
mos textos correctos de los grandes autores griegos. Zenódoto de Éfeso
fue preceptor de Filadelfo antes de convertirse en bibliotecario en Ale
jandría, realizó una edición crítica de los poemas homéricos y abrió ei
camino a los diortotes (correctores). Aristófanes de Bizancio, bibliote
cario durante el reinado de Evergetes, editó a Homero, Hesíodo, y los lí
ricos, con notable espíritu crítico. El más destacado de sus discípulos y
sucesor en la biblioteca, Aristarco, conocido sobre todo por su Homero,
destacó hasta el punto de que su nombre pasó a designar al juez exigen
te; junto a su maestro, empezó a establecer el canon (es decir, la lista) de
los clásicos, que se impuso rápidamente. Finalmente, su gran rival, Cra
tes de Mallos, bibliotecario de Pérgamo, proporcionó comentarios de
Homero y de Hesíodo y una importante obra de filosofía estoica.8
Véase la pág. 126.