Page 123 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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LA  ÚLTIMA  MUTACIÓN  DEL  H E L E N IS M O   ESPIRITUAL  123

     que, a sus ojos, la física tuviera un interés en sí misma, sino porque la cai­
     ma del espíritu sóio puede obtenerse mediante una explicación general
     deí universo.  El mecanismo  del sistema -—apenas atenuado por la teo­
     ría del clinamen,ih que permitía salvaguardar la libertad de todo ser vivien­
     te— le ayudó a dominar las supersticiones que aterrorizaban al vulgo: te­
     mor a los dioses y temor a la muerte. Los dioses existen, pero, indiferentes
     por completo al hombre, habitan a buen seguro los espacios que separan
     los mundos {metacosmia). En cuanto a la muerte, se trata de un fantasma
     vano, dado que el alma, formada por átomos materiales particularmente
     sutiles, se disgrega en el momento del traspaso y, por tanto, no puede ser
     presa de los castigos infernales que espantan a los espíritus no filosóficos.
        La moral de Epicuro era sutil y harto desconocida, por lo que muy
     pronto sus detractores dieron un sentido a la palabra epicúreo que habría
     hecho enrojecer a Epicuro. Ciertamente, todos los seres buscan el placer
     y huyen del dolor, pero ia sabiduría no está en la búsqueda desenfrenada
     de las satisfacciones vulgares, que hacen al alma más esclava, si cabe; la
     sabiduría está en 1a ausencia de inquietud (tal es el sentido de la palabra
     ataraxia), lo que se logra suprimiendo la agitación de los deseos.
        El placer, cuya búsqueda era considerada fundamental por Epicuro,
     es, en primer lugar, la ausencia de dolor; es, asimismo, un estadio más
     positivo, el buen humor (eupbrosyné), Así pues, el placer reside en el do­
     minio de los instintos y no en su satisfacción. Si el hombre puede, de es­
     ta suerte, librarse de ks partes impuras y de sus propios problemas, es
     porque está dotado de Ubre albedrío, consecuencia de la teoría del cli­
     namen, que permite a los átomos del alma desviarse espontáneamente.
        Evidentemente, el sabio así definido no participa de la vida política,
     sino qué huye del compromiso social para retirarse á su torre de marfil.



     y entre las cuales sólo había diferencias de tamaño, de configuración y de posición. Esos
     átomos (así los llamarían  ulteriormente) se movían  en el centro absoluto  de la vida, y e!
     movimiento en remolino creaba tinos conglomerados, siguiendo el doble juego de la den­
     sidad, que expulsaba al exterior a los más ligeros, y de la forma, que permitía la agrupa­
     ción de partículas complementarias. La propia alma no escapaba al rigor de ese mecanis­
     mo:  estaba  hecha  de  átomos  ligeros  y  de  forma  esférica,  parecidos  -a  ios  polvos  que
     revolotean en un  rayo de Soi y constantemente renovados por la respiración.  El aspecto
     moderno de esa doctrina es sorprendente, no sólo porque sus creadores fueron  los pre­
     cursores lejanos del atomismo moderno, sino porque, por primera vez, no remite,  para
     dar cuenta del universo, a ningún motor exterior como d  Logos o ei Nous.
        16.   Se acostumbra a definir con este nombre latino (en griego, parenklisis) ei poder

     de declinación de los átomos respecto &k  vertical de un ángulo infinitesimal
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