Page 128 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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        Lamentablemente, su obra está tan mutilada que se ha interpretado
     desde los puntos de vista más antagónicos. Se le ha atribuido una esca-
     tología mística que tendría su origen en el neopitagorismo: la síntesis es­
     toico-pitagórica  que habría elaborado  podría encontrarse tanto en El
     sueño de Escipión, de Cicerón, como en los mitos escatológicos del libro
     sexto de la Eneida y en Sobre ia faz que vem os en ia luna, de Plutarco.
     Esa visión apenas  resiste el estudio de los fragmentos conservados. Es
     mejor buscar el sentido profundo de su pensamiento en la simpatía uni­
     versal, próxima a los primeros estoicos, que le permite confirmar ei in­
     flujo de los astros sobre el fenómeno terrestre de las mareas y otorgar
     una influencia excepcional a la adivinación. En esos dos puntos diverge
     totalmente de Panecio, y anticipa claramente a quienes, en siglos poste­
     riores, insistirán en la unidad del cosm os.
        La evolución que manifiesta el estoicismo medio es el mejor signo
     de la vitalidad de una doctrina cuya ética representa, sin duda, la más al­
     ta creación del espíritu humano en la Antigüedad. No debe sorprender
     que fuese abrazada por espíritus tan elevados como Cleómenes de Es­
     parta o Tiberio Graco. Su influencia en Roma ya era profunda durante
     la República,  pues empujaba a 1a acción y justificaba la política de la
     aristocracia  tradicional.  Los  últimos  defensores  de  la  República,  M,
     Bruto y Catón de Urica, se cuentan entre sus adeptos más conocidos. En
     la época imperial, el nuevo estoicismo proporcionó a la élite su capara­
     zón moral: ayudó a morir a las víctimas de los tiranos, como Séneca, y,
     en el siglo íl, con el esclavo Epicteto o el erhperador Marco Aurelio, se
     convirtió en una suerte de filosofía de Estado, inspirando las decisiones
     filantrópicas de los soberanos más prudentes, aportando un ideal a ios
     espíritus selectos, hartos de la corrupción dominante y que no querían
     abandonarse a la adulterada molicie.· de: los :distintos.misticismos, orien*..
     tales.


     Un nuevo personaje: eí sabio


        Sin duda, una de las características de este período es que las filoso­
     fías más elevadas se embarquen en la búsqueda de la felicidad. Pero esa
      felicidad sólo es posible con el desapego del alma, que se distancia de los
      problemas del mundo a través de la violencia de la ascesls.Por lo mismo,
      en ia crisis de los siglos ill y IV d.C., ei impulso místico del neoplatonis­
       mo prometerá al iniciado las bienaventuranzas de la evasión.
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