Page 142 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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142 EL M U N D O HELENÍSTICO
vaba a k tragedia a la hora de inspirar terror y piedad al espíritu. Gusta*
ban las escenas sangrientas, más vinculadas a los terribles castigos de la
mitología que a la historia más contemporanea. Los cuerpos se convul
sionaban, los rostros desencujados por el sufrimiento expresaban el in
fortunio de la condición humana, un «romanticismo» desenfrenado y fe
roz que aparece sobre todo es Pérgamo, pero también en Rodas, en la
línea del arte de Escopas, de quien exagera los excesos am* más, si cabe.
Por otra parte, los artisííts demuestran la misma agudeza observado
ra que los biólogos o los poetas de la época. La vena realista se exacerba,
manifestándose en el retrato* que triunfa con el desarrollo del indivi
dualismo y el advenimiento délos cultos reales, Ello es harto evidente en
un gusto, más naturalista que realista, por lo más trivial de la existencia;
testimonios de ello son la espantosa Vieja ebria, obra maestra de Mirón
de Tebas, una borracha decrépita con lamentables pechos marchitos,
que aún sostiene en la mano su vaso, o ese miserable Pescador d e rostro
lastimero y costillas marcadas. Los aspectos que el arte clásico solía des
cuidar, en busca déla belleza ideal, ya no son desdeñados: la infancia, la
vejez, las deformidades físicas, la pobreza. Se trata de un barroquismo,
especialmente en la pequeña estatuaria de apartamento o en los relieves
llamados pintorescos, apresuradamente calificados de aiéjaadrmos, y
que también parecen haber sido apreciados en Asia.
La tradición escultórica en Grecia
En la propia Grecia, donde se explotaban tradiciones escultóricas
con muchos siglos de antigüedad y numerosas obras maestras* apenas se
innovaba. Y aunque se constatan, como en la poesía alejandrina, ciertas
tendencias arcaizantes, la ruptura con el· siglo IV fue menos radical que
en la literatura,
Los más imitados son los grandes maestros del seguido clasicismo,
aunque no se acababan de entender ni su mensaje ni sus proporciones.
Así, eran revisitados de buen grado los temas preferidos de Praxiteles y de
sus hijos, que contribuyeron a transmitir su herencia: adolescentes de for
mas demasiado amables, cómodamente apoyados en un soporte/innume
rables réplicas de sátiros flautistas, amorcillos domésticos, mujeres jóvenes
de agradables carnaciones. Además, se exageraban los rasgos que mejor
definían al maestro: delicadeza del modelado con transiciones sutiles {sfu-
mató), morhtdezia (suavidad) del rostro, especial atención a las cabelleras.
En el perdurable éxito de Praxiteles había algo más que una casualidad: