Page 138 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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138 EL MUNDO HELENÍSTICO
azar, como parece que fue el caso de Icelos donde las casas estaban mu
tuamente imbricadas de un modo sorprenaente, El urbanismo se con
virtió en norma, ya se tratara de ordenar un marco preexistente de
mucho antes, como en Mileto o el Pit^o,ya de construir a partir de la na
da, como en las nuevas aglomeraciones. Lás ciudades que nacen a la sa
zón en Oriente obedecen, la mayoría de las veeesv al plano de Hipoda-
mo:34 calles ortogonales y plano fimeional (véase la pág. 67). Alejandría
(fíg. 6) y Andoquía ofrecen excelentes ejemplos de aquellas realizaciones,
que responden tanto a las leyes de la estética como a las dé la comodidad,
Pero Pérgamo (fíg, 5 ), con su elevadísima acrópolis, brindó ja oportuni
dad a los arquitectos de los atálidas de crear algo enteramente distinto,
que se siguió construyendo durantemás de un siglo, sobre todo con el
impulso de Atalo I y de Eumenes il. Eran como tres ciudades super
puestas, cada una con sus templos, vinculadas a terrazas conectadas por
una vía en zigzag y gigantescas escaleras: un extraordinario decorado tea
tral suspendido en el flanco de un abrupto espolón sobre la llanura.35
Obedezcan o no, al plano de Hipodamo, los trazados de las ciuda
des helenísticas muestran, de hecho, más sutilezas e intenciones ocultas
de lo que parece a simple vista. Ea adaptación al paisaje, de ia que Per-
gamo extrae su poderosa belleza, no es uto ley menos constrictiva en
una ciudad llana como Alejandría, donde todo se ordena en torno a los
puertos; en esa unión íntima det agua y los edificios, no cesaron de -ins
pirarse pintores y mosaístas,
Y tampoco se cae en la monotonía, como pudiera temerse dé ciudades
pensadas en exceso. Aunque las ciudades careciesen de la libertad caótica
de épocas anteriores, a cambio podían descubrirse extraordinarios edifi
cios, erigidos para sorprender o llamar la atención. Alejandría estaba do
minada por su Faro, una de las siete maravillas del mundo, superposición
de un paralelepípedo, un octógono y un cilindro, y albergaba también la
tienda-pabellón de Filadelfo y el.talamete (nave-vivienda) de Eilopátor.
Pérgamo lucía el gran altar de Zeus y de Atenea, una mesa de ofrendas
única tanto por su taniano como por su beliezavdigna del señor de los
dioses y de su hija predilecta; A áñálfes del períodovks avenidas se am
pliaron y se las dotó de columnatas, especialmente en Siria y Anatoüa.
Aunque los urbanistas que concebían aquellos estructurados mun
dos de piedra nunca renunciaron a encarnar a la vez el orden matemáti
34. Es ei caso de pequeñas ciudades como Fiiadelfia o ei Fayum.
35 Sobre la influencia de Pérgamo sobre Preneste, véase ta pág. 199.