Page 163 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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LA ULTIMA MUTACION DEL HELENISMO ESPIRITUAL 163
que tuvo entre las clases más humildes. El más importante, en k «terra
za de los dioses extranjeros», imitaba los santuarios de Egipto, con su ga
lería de esfinges y sus múltiples capillas: se ha hallado una gran cantidad
de exvotos de navegantes, salvados de los peligros del mar, o de enfer
mos curados. Un decreto de Istros (en el Ponto) prescribe una consulta
a un oráculo de Apolo, para saber si pueden instituir el culto de Serapis
(siglo III). ¡Extraño destino el de aquel dios nacido de la voluntad del pri
mero de los lágidas y de la sutileza de sus teólogos, que lograrían impo-
nerlo a la adoración de los egipcios y, después, al mundo entero!
Otras síntesis fueron más espontáneas, Zeus se asimiló a dioses loca
les, de donde surgieron una serie de epíclesis: Labrandaios (de Labran-
da, en Asia Menor) o Dolikhenos (de Dolikhe, en Siria). También se le
identificó fácilmente con grandes dioses varones del panteón semítico;
Baal, en Fenicia; BaahShamem y Hadad, en Siria; Bel, en Mesopotamia.
Zeus Hipsisto («muy elevado»), que algunas veces sólo era adorado con
el nombre de Hipsisto, añadió a sus características griegas o asiáticas de
dios de ks alturas rasgos claramente hebraicos:58 con el doble sentido
de su epíteto, bastaba para que se autorizara aquella fusión. En los albo
res de la era cristiana, ese Zeus tendió a sustituir a todos los dioses varo
nes del panteón helénico hasta que se convirtió en un dios único, bajo el
influjo conjunto del monoteísmo judío y dçl monoteísmo al que se orien
taba la conciencia griega.
Más curioso aún es el caso de la pareja semítica de Afrodita y Ado
nis, entronizada desde hacía mucho tiempo en el panteón griego, y que
se introdujo en Egipto por asimilación con Isis y Osiris. Desde princi
pios del siglo III, aparecieron en Alejandría dedicatorias a Afrodita-ísis,
y allí donde se instalaba Afrodita, aprovechando k gran popularidad de
Isis, se instalaba también su amante Adonis, identificado con Osiris, el
dios benévolo de las moradas subterráneas y de la vida sobrenatural. Las
Siracmanas de Teócrito muestran al pueblo de Alejandría dirigiéndose
apresuradamente al palacio para contemplar, en su radiante belleza, más
patética aún ante k certidumbre de su muerte, a su joven dios, «Adonis
el tres veces amado», por quien las mujeres, sobre todo, sentían una ad
miración vehemente y pasional. Un documento mucho más modesto, el
58. Sobre el desarrollo de la religión judía en la época helenística, véanse ks págs.
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