Page 175 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÁS  ALLÁ  DE  LAS  FRONTERAS  POLÍTICAS  175

         De hecho, el helenismo dejó trazas profundas en el interior del país.7
      Los hallazgos griegos son más numerosos: monedas (sobre todo de Pan-
      ticapea) y vasos, principalmente ánforas de vino con los sellos de Sino-
      pe, pero también de Tasos y de Rodas.



         El arte grecoescita siguió un progreso  que había empezado en los
      primeros siglos de colonización. Se trata de un arte decorativo, que tra­
      baja esencialmente los metales preciosos para el adorno de hombres y
      monturas y que no se deja definir fácilmente. A veces, se trata de piezas
      de estilo griego, realizadas sin duda en los talleres toréuticos de las colo­
      nias de la Póntica  septentrional  (principalmente en Panticapea),  pero
      cuyos temas son, a menudo, adaptados para los clientes escitas. Los kur-
      ganes8 del Taman (entre finales siglo IV y principios del siglo III) han pro­
      porcionado placas de adorno de oro que representan una magnífica cabe­
      za de Artemisa, grifos (kurgán de los Cinco Hermanos, cerca de Rostov,
      en el Don), y una diadema en oro cuya cinta porta bacantes y delfines en
      cada extremo  de un nudo  de Heracles  (kurgán  de Karantin,  cerca de
      Panticapea). A la misma época pertenecen los objetos, también de oro,
      de los kurganes de Tchastye (cerca de Voronezh, en el Don), en plena es­
      tepa forestal: un puñado de vasos en forma de cabeza de ave rapaz y pla­
      cas de adorno decoradas con grifos enfrentados.
         A veces, por el contrario, el elemento autóctono es más importante, y
      cabe atribuirlo a creadores escitas, que seguían impregnados de las tradi­
      ciones de la estepa, aunque bajo un fuerte influjo griego. Una evolución
      irreversible llevó al arte escita de la estilización vegetal y animal a la re­
      presentación humana. Las arcadas de las tumbas a lo largo del Dniéster
      ya no se coronaban con pájaros o grifos, sino con la imagen de la Gran
      Diosa, como en los túmulos de Alexandrópol (principios del siglo III). En
      numerosas placas colocadas en las sepulturas, aparece la diosa sentada
      con un espejo en la mano, frente a un hombre con un ritón,9 o al antepa­
      sado anguípedo de los escitas. En las armas de parada, especialmente car-


         7.  La helenización se encuentra, no menos intensa, en el arte y el antropomorfismo
      de la religión, entre los sindes y los meotas, es decir, entre los pueblos cimerios (o sea, tra-
      cios) que ocupaban Crimea antes de que los escitas se apoderaran de ella (los griegos lla­
      maban Meotis al mar de Azov).
         8.  Sepulturas en forma de túmulos.
         9.  Se ha supuesto que ese tipo de vaso servía para un filtro mágico, análogo al néc­
      tar de los griegos.
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