Page 178 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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178                   EL MUNDO  HELENÍSTICO


      da a finales del siglo III. Más tardías son las numerosas y grandes fortale­
      zas dacias, descubiertas en Transilvania.
         Las artes menores de tracios y getodacios muestran también el influ­
      jo helénico: vasos metálicos, platería, joyas, armas de parada, cerámica
      de lujo. En todas partes se acuñaba moneda, primero imitando las esta-
      teras de Filipo y de Alejandro y, después, los tetradracmas de Tasos.
         Finalmente, los tracios adoptaron  de los griegos la representación
      antropomórfica de su divinidad principal, el Héroe representado con los
      rasgos de un jinete. Aunque la mayor parte de los innumerables ejem­
      plares datan de época romana, es seguro que la génesis tipológica pro­
      cede del período helenístico. Por otra parte, la religión se helenizó y se
      constatan curiosas síntesis entre el Héroe y Apolo o Asclepio,  o entre
      Bendis, la cazadora, y Artemisa o Hécate.


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      El mundo celta

         En el siglo V, Occidente estaba casi por completo dominado por los
      celtas, cuyo turbulento dinamismo les condujo muy pronto hacia otras
      conquistas. A principios del siglo IV ocuparon la región padana de la Pe­
      nínsula Itálica, creando una nueva Galia. En los siglos IV y m, la Galia me­
      ridional recibió nuevos inmigrantes, lo mismo que las Islas Británicas y la
     Península Ibérica en el siglo III. Otros se instalaron en el valle del Danubio
     y en Iliria y Tracia. Las bandas de gálatas saquearon Grecia en el siglo III,
      antes de desviarse hacia Asia Menor, donde muchos de ellos se estable­
      cieron definitivamente en  Galacia.  A partir del 250, formaron la Galia
      Bélgica, del Sena al Rin, y alcanzaron una parte de las Islas Británicas. Fi­
      nalizada la expansión, el mundo celta incluía Alemania hasta el Elba,11 to­
      do el centro de Europa a ambas orillas del Danubio, las Islas Británicas y
      las actuales Francia, Italia septentrional, España y Portugal. El influjo cel­
      ta penetró en la propia Escandinavia merced a la importación de obras de
      arte. Ningún pueblo en la Europa independiente era tan poderoso.
         Desde la primera edad del Hierro (época de Hallstatt), la civilización
      celta se había impregnado profundamente de helenismo gracias a las re­
      laciones establecidas desde Grecia por la ruta danubiana, desde Italia a
      través de los puertos alpinos y desde Marsella a través del valle del Róda­


         11.   La zona comprendida entre el Elba y el Rin fue progresivamente conquistada a
     los celtas por los germanos (siglos III-l).
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