Page 177 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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paradas del interior por las cadenas montañosas. Los influjos itálicos y
celtas se consolidaron firmemente por lo que difundieron, en cierto mo
do, un helenismo ya asimilado. Los objetos griegos son escasos, salvo
quizá los vasos apulianos.
Muy distinta era la situación en la parte oriental. Las colonias griegas
de las dos costas tracias tenían un poderoso radio de influencia. El He
bro y los valles del Axios (Vardar) y del Morava facilitaban la difusión de
los objetos de arte y de las formas de vida. Por otra parte, los tracios es
taban mucho más civilizados que los ilirios, e incluso que los getos y los
dacios, lo cual les proporcionó las condiciones adecuadas para saborear
el helenismo, al tiempo que la influencia de los escitas, que en esa zona
era notable, ayudaba aún más a su difusión.
Es en tierra tracia, por consiguiente, donde se encuentran los testimo
nios griegos más destacables, el más importante de los cuales es la tumba
con cúpula de Kazanlak (Bulgaria), de finales del siglo IV o principios del
siglo III. El vestíbulo y la cámara mortuoria están decorados con frescos de
una excepcional viveza. El más importante representa un banquete fune
rario: el difunto, sin duda un jefe odriso, aparece sentado frente a una me
sa, coronado de oro; tiende la mano a su esposa, mientras los sirvientes
atienden solícitamente llevando frutas o joyas y tratando de retener a los
caballos que piafan. Es indudable que la obra, de un vigoroso realismo,
fue realizada por artistas griegos, y, más probablemente, anatolios, pero
numerosos detalles, especialmente en la construcción de la cúpula, de
muestran que supieron adaptarse a las tradiciones locales. De la misma
época (finales del siglo IV) es el tesoro de Panagurichté (cerca de la antigua
Filipópolis, en la actual Bulgaria), formado por 9 vasos que, en conjunto,
suponen más de 6 kg de oro fino: un magnífico servicio que sólo pudo ser
realizado —por griegos— para las suntuosas borracheras de un príncipe.
El arte grecotracio que se desarrolla a la sazón es más notable que
aquellos objetos de importación. A finales del siglo IV, en la orilla iz
quierda del Tonzos (actual Tundja), Seutes III construyó una nueva ca
pital, Seutópolis, cuyas murallas rodeaban 5 ha. El palacio real, circun
dado por una muralla especial, era una vasta construcción de 40 m de
fachada, con una gran sala decorada con incrustaciones policromas. Las
casas se ordenaban alrededor de un patio y, a menudo, tenían terrazas
sostenidas por columnas de madera. El plano del conjunto era en table
ro y había un servicio de distribución de agua en cada residencia. Se han
hallado gran cantidad de vasos, autóctonos o griegos: entre estos últi
mos, son numerosas las ánforas de vino de Tasos. La ciudad fue arrasa