Page 44 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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     dra Rosetta, las rebeliones se multiplicaban tanto en la capital como en
     la Tebaida. Las fluctuaciones monetarias, que habían empezado en el 234
     con  Evergetes,'1acabaron  siendo  tan  graves que en el 21Ό5 las piezas

     de oro y plata prácticamente desaparecieron, lo que cercenó poco a poco
     a Egipto del· gran comercio ■mediterráneo.  :


        A la muerte de Tolomeo V, empieza un largo periodo de decadencia
     y ruina que abarca los siglos II y I. Dos hermanos se disputaron el trono,
     Tolomeo  VI Filométor y Tolomeo VII Evergetes Π —llamado Fis con
     («Morcilla»), y al que sus súbditos preferían llamar Cacergetes (Malhe­
     chor)-—, apoyados respectivamente por Antíoco IV y Roma. La plebe de
     Alejandría empezó a intervenir directamente en la elección de los sobe­
     ranos imponiendo a Tolomeo VIII, echándole, volviéndole a reclamar,
     dando muerte a Tolomeo X.  Un  bastardo de Tolomeo VIII, Tolomeo
     XIII Neos Diorñsos, llamado Auletes (el Flautista), usurpó el trono en
     connivencia con Roma y consiguió mantenerse en él comprando im pe­
     ratores  —entre ellos, César™. Expulsado por un pueblo indignado con
     la  anexión  de  Chipre  por parte  de  los  romanos,  regresó oculto en  el
     equipaje del procónsul de Siria y fue reinstaurado en el año 55. Las tro­
     pas romanas permanecieron estacionadas en Alejandría y el publicano
     C. Rabirio se convirtió en diabetes?*
        La abyección y los estupros de la corte, la movilidad y crueldad de la
     plebe de Alejandría, la constante amenaza ele intervención de Roma, pa­
     ra la que Egipto era la mejor presa, y el desvergonzado servilismo de sus
     dirigentes explican la  creciente debilidad de la monarquía, arruinada
     por la pérdida del Imperio, por la falta de mantenimiento de las instala­
     ciones hidráulicas, por la huida de los campesinos y por las concesiones
     que se hicieron a los sacerdotes y a ios cíemeos. Los altos funcionarios
     se independizaban del poder y los sacerdotes, más ricos que el rey, se eri­
     gían en protectores de los fellah. La anarquía, el abandono y la deserción
     reinaban por doquier.
        Las disputas se recrudecieron a la muerte cie Auletes, momento en
     que su hija, Cleopatra, demostró ser una gran soberana. La reina de los


        4.  Se debieron a ia contracción dei Imperio, iruto de las relaciones comerciales, que
     hicieron disminuir las partidas de plata.
        5.  Véanse las págs. 76-77.
        6.  Sobre el dioketes, véase la pág. 57-
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