Page 49 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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LOS  ESTADOS  HELENÍSTICOS            49


     los piratas, Armenia— y dando muerte en Asia a todos los hombres que
     hablasen latín —unos 80.000·—; sublevó Grecia contra Roma en nombre
     de principios democráticos que podían considerarse obsoletos desde ha­
     cía tiempo; unió bajo su cetro las orillas del Ponto Euxino, interviniendo
     en Crimea en respuesta a la llamada de Quersoneso y anexionándose el
     reino del Bósíoro (107). Pero las sucesivas campañas de Sik, Luculo y
     Pompeyo le impidieron toda posibilidad de éxito: por genial que fuese,
     un rey no podía resistirse a ks apetencias de imperatores y publícanos.
        Así pudo establecer Pompeyo el nuevo estatuto de lo que había sido
     la Asia griega. Ya existían tres provincias: Asia desde el  129, Cilicia des­
     de el 101, y Bitink, legada por Nicomedes IV, desde el año 74; Pompeyo
     amplió Cilicia, a la que incorporó Chipre en el 58, añadió a Bitinía la par­
     te occidental del reino del Ponto, que arrebató a Eupátor, y creó la pro­
     vincia de Siria. En cuanto a las regiones más periféricas, como el Ponto
     oriental, Pafiagonia, Gakcia, Capadocia, Armenia y Comagene, las dejó
     en manos de reyezuelos vasallos.   r



     El reino atálida

        El Estado atálida nació de una traición. Lisímaco había confiado la
     custodia de la dudadek de Pérgamo, con.un considerable tesoro, a un
     oficial de padre griego y madre paíkgona, el eunuco Filetairo. Éste se
     pasó a Seleuco Ï (282), quien lo convirtió en dueño de Pérgamo a cam­
     bio de vasallaje. Su sobrino, Eumenes I, rompió con Antíoco I y se pro­
     clamó independiente. El paso decisivo lo realizó su sobrino y sucesor
     Atalo I, que obtuvo grandes victorias frente a los gálatas y osó arrogarse
     el título de rey (240), pero que, básicamente, estableció una alianza con
     Roma, de la que se mostró fiel amigo durante las dos primeras guerras
     macedonias. En adelante, esa alianza dominaría toda k historia de Pér­
     gamo, pues convirtió a sus reyes en algo más que en soberanos de un pe*
     queño reino anatolio y les permitió desempeñar un gran papel en k  his-
    ; toria del mundo griego del siglo 11.
        El hijo de Atalo I, Eumenes II (197-159), un rey que unía la energía
     a la sutileza diplomática, contribuyó a desencadenar la guerra entre Ro­
     ma y Antíoco III, luchó valerosamente junto a los romanos en Magnesia
     del Sípilo y se benefició ampliamente de k  victoria, pues le fueron adju­
     dicadas casi todas ks tierras arrebatadas a los seiéucidas en Anatolia (ex­
    cepto Caria del Sur y Licia, entregadas a Rodas). Desde entonces, su rei­
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