Page 52 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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52 E l MUNDO HELENÍSTICO
poder hasta la época dd Herodesj Ningún seléucida fue capaz de poner
fin a aquella disidencia y, en adelante, ya siempre estuvo presente la
«cuestión judía», que los romanos heredaron.
En el siglo ü aparecieron dos sectas antagonistas, opuestas no sólo
en cuanto al rito (especialmente respecto a la fecha de Pentecostés), si
no también en cuanto al dogma. Los saduceos, reclutados sobre todo
entre la aristocracia sacerdotal, profesaban cierto materialismo y nega
ban la resurrección de los muertos y la supervivencia del alma; muy li
gados a los bienes de este mundo, se acomodaron de buen grado al he
lenismo. Los fariseos querían vivir según el rigor de la ley mosaica, y
observaban minuciosamente las prácticas y comentaban los textos sa
grados con una pasión no exenta de sutileza; contaminados por las doc
trinas persas, creían en ángeles y demonios y en la resurrección final de
los elegidos —una idea completamente nueva en el seno del judaismo™.
Sin duda, merecían algo más que la reputación de «sepulcros blanquea
dos» con que los reprendió Jesús, y, en todo caso, desde el siglo I, ejer
cieron una profunda influencia espiritual en el pueblo.
Como reacción cóntra el judaismo oficial de saduceos y fariseos, en el
siglo 1apareció una secta reformada, la de los esenios: dependían de un
mestas, el maestro de justicia, creador de una gnosis que bebía sobre todo
del pitagorismo.52 Tras la pasión y muerte del maestro (hacia 65), la secta
de la Nueva Alianza, exiliada durante un deropo en Damasco, se desarro
lló considerablemente. En Qumran se ha encontrado el convento princi
pal, donde los monjes esenios llevaban una vida ascética y de meditación,
y su biblioteca (los famosos «rollos del mar Muerto»), que ha legado tex
tos esenciales* entre los que destaca especialmente el Manual de discipli
na. A pesar de las indudables diferencias —el maestro de justicia era «un
Pitágoras judío» (A. Dupont-Sommer) que predica una doctrina esotéri
ca a los iniciados, mientras que jesús era un hombre sencillo que trataba
de llegar al corazón de los humildes—, ambos mesías, con un siglo de por
medio, presentan grandes parecidos. E. Renan no íba desencaminado al
reconocer ei esenismo como «un anticipo del cristianismo» y al afirmar
que «el cristianismo fue un esenismo que triunfó ampliamente».
12, La influencia deí pensamiento griego sobre d esenismo es notable. O ti salmo
esenio identificaba ti David y Orlen, no sin numerosas alusiones ai pitagorismo: así se pre
figura e! Cristo-Orifeo de las catacumbas.