Page 56 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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56                    EL  MUNDO  HELENISTICO


      ios lágídas aceptaron ser faraones. Tolomeo Soter no se sometió al ritual
      de ia coronación pensando» sin duda, que era suficiente reinar por dere­
      cho de conquista, pero sus sucesores dejaron hacer a ios sacerdotes, que
      les proporcionaban el fluido mágico del Horus viviente. En adelante, lle­
      varían los cinco nombres característicos dei poder faraónico: «Un ado­
      lescente valeroso, pleno de gloria, entronizado por su padre, poderoso
      ka de Ra amado de Amón, Tolomeo» —tal era Tolomeo II para un egip­
      cio-—. Una inscripción en el templo de Edfu señala que Horus concedió
      al monarca la tierra de Egipto con sus títulos de propiedad, redactados
      por Thot, el escriba divino.
         La monarquía era hereditaria, y el sucesor del padre era el hijo ma­
      yor. Las excepciones son raras y se deben a intrigas cortesanas: así, To­
      lomeo 1 impuso como sucesor, en detrimento de su hijo mayor Tolomeo
      Cerauno, a un bastardo legitimado que se convertiría en Tolomeo IL A
      veces el padre asociaba a su hijo en calidad de corregente, sobre todo
      entre los seiéucidas, que hacían actuar al príncipe joven como virrey en
      las satrapías orientales.
         La reina desempeñaba  un  papel  importante.  A pesar del ejemplo
      contrario de Filipo y Alejandro, y quizá cie Poliorcetes y de Pirro, los re­
      yes practicaban la monogamia, atenuada, por otra parte, por el concubi­
      nato. Con muy pocas excepciones, elegían a su futura esposa entre ks fa­
      milias  reinantes.  Con  Filadelfo,  se  introdujo  en Egipto la  costumbre
      local del matrimonio consanguíneo, destinado a conservar k  pureza to-
      tal de la raza, y que también adoptarían algunos seiéucidas.
         El rey se rodeaba de una corte {auíé)P cuyos usos remitían, a la vez,
      a los de la monarquía macedonia y de ia monarquía persa; lucía la clámi­

      de y el casco o la causia Nde los soberanos macedonios, pero también la
      diadema de los Grandes Reyes; aunque su palacio no se inspiraba en las
      gigantescas construcciones de los príncipes de Oriente, era confortable y
      lujoso. Poco a poco, se introdujo un protocolo que tendía a diferenciar al
      rey y ios suyos del común de los mortales. Aparecieron títulos áulicos,
      que crearon un tipo de nobleza personal y no hereditaria: generalmente,
      se distinguía (porque variaban de una dinastía a otra) entre los «amigos
      del rey» y los «familiares del rey» (por ejemplo, «el padre putativo» o el
      «hermano de leche», títulos puramente honoríficos que proporcionaban


         13.  Ei vocablo apareció con  este significado en algunos autores griegos dei siglo IV
      al tracar de las costumbres persas.
         14.  Sombrero de fieltro de origen macedonio.
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