Page 54 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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54                    EL  MUNDO  HELENÍSTICO


     nó Palestina al mundo griego y, más aún, con las alteraciones judías del
     siglo Π .
        El área ocupadä por ésta dispersión era considemble, Se ha podido
     calcular que la pobiacíón judía mtindíal en la época helenística ascendía
     a ocho millones y estaba agrupada, principalmente, en cuatro zonas: Ba­
     bilonia, Siria, Anatolia y Egipto, cada una de las cuales comprendía más
     de un millón de judíos. Pero también eran numerosos en Cirenaica, en las
     islas del Egeo, en Grecia, e incluso en África, Italia e Hispania. Por todas
     partes se registraban conversiones —sobre todo entre las mujeres, ya que
     a muchos hombres les repugnaba la circuncisión---, y se formó una cate­
     goría de semiconversos, los sebom enoi («los temerosos;de Dios>>). Aun­
     que sólo habrá un Templo^ las sinagogas (lugares de reunión para la ple­
     garia) se multiplican,
        Fue en Egipto donde mejor se conocieron los judíos; de la Diaspora,
     Allí fueron formando pequeñas coniuriidades desde él siglo vi; otros lle­
     garon en gran número tras la anexión de Celesiria y, después, con la re­
     vuelta de los macabeos. Eran más de un millón, de los que 100.000 se afin­
     caron en Alejandría, donde ocupaban dos de sus émeo barrios. Tendían
     siempre a agruparse en barrios propios. Ejercían todos los oficios: solda­
     dos, agricultores, artesanos, funcionarios, y, más Tárairtente, comerciantes
     o prestamistas, algo qué lés diferenciaría de los judíos medievales. No ha- -,
     bía propiamente antisemitismo, pero, sin duda, suscitaban la desconfian­
     za de los griegos, de los que eran sus mayores competidores; su particula­
     rismo chocaba,  tal como lo  reconocía en ei siglo H un Oráculo Sibilino
     judío (3,272): «Tus costumbres provocarán la ira de todos los hombres».
        Mal organizados, salvo en Alejandría, donde su comunidad era ad­
     ministrada por un consejo de ancianos (gerusia), los judíos de Egipto,
     que vivían en contacto con los goyim, se helenizaron: la mayor parte de
     los que aparecen en los papiros llevan nombres griegos y, a principios
     del siglo II,  abandonaron el arameo por el griego. Los textos sagrados
     fueron traducidos al griego a partir de Filadelfo: es la lamosa versión de
     los Setenta, que tanta influencia ejercería a 1a hora de dar a conocer ei
     Antiguo Testamento a los no judíos. También el hebreo, que ya no era
     necesario en las sinagogas, cayó en desuso.
        Se formaron escuelas de exégetas, que aplicaban a la Biblia los mé­
     todos de  interpretación  de los estoicos.  Los judíos crearon en griego
     obras filosóficas, tragedias, oráculos sibilinos. El admirable Filón (naci­
     do poco antes de nuestra era) fue, ai mismo tiempo* un rabino empapado
     de tradición hebrea y un filósofo ecléctico, y, en cualquier caso, uno de
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