Page 50 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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50 E t MUNDO HELENÍSTICO
no sería el más poderoso dé Asia Menor, aunque tendría muchas difi
cultades para conservarlo, debido al odio que le profesaban todos sus
vecinos y a la desgracia a que estaría expuesto el día en que, sin razón
aparente, la poderosa Roma se dejara arrastrar por sus caprichos.
Semejante grandeza fue efímera. El segundo sucesor de Eumenes II,
su hijo, Atalo III, falleció sin descendencia (133) y legó su reino a los ro
manos, otorgando la libertad sólo a Pérgamo y las ciudades griegas. Ca
be preguntarse sobre la extraña decisión de un príncipe capaz de llevar
su misantropía a la más sanguinaria de las tiranías en tanto ocupaba sus
ocios cultivando plantas venenosas. ¿Reconocimiento dé un estado de
hecho? ¿Temor a alteraciones sociales, especialmente a revueltas de los
siervos, que sólo Roma podía evitar? Roma aceptó el légado y constitu
yó una provincia de Asia (129) con Joma y la región de Pérgamo, ce
diendo a los reyes vecinos, sus vasallos, las regiones periféricas: un mo
mento crucial en el que, por vez primera, Roma ponía los pies en el suelo
de Asia y de la que recibiría, según las palabras de Justino 06,3), «con
sus recursos, también sus vicios» {cum opibus suis vitia quoque).
El reino de Pérgamo había nacido de una usurpación y sólo tuvo po
der aliándose con los romanos contra los monarcas griegos. Sus sobera
nos, que no podían jactarse de una ascendencia macedonia ni basar su
realeza en ei derecho de conquista, hacían un triste papel al lado de los
lágidas o de los seléucidaS- Pero aquellos reyes comodones, afables y ac
cesibles, crearon un estilo personal, y aunque se las arreglasen para ex
plotar a fondo a sus Subditos, imponiendo pesados tributos a las ciuda
des y a los templos y exprimiendo a los campesinos en los dominios
reales de la khora (dominio), tenían a su favor haber detenido a los gála-
tas, haber creado un activo centro de helenismo en Pérgamo y haber
efectuado muchas edlfidacíones en Grecia.*1
El problema judío
Tras la conquista asiría, los judíos habían perdido su independencia,
pero conservaban tradiciones nacionales muy arraigadas y extraían gran
fuerza de la alianza que, según una de sus principales creencias, les unía
a Yahvé. Dos grupos de evolución muy distinta se conformaron en Judea
y en la Diaspora.
11. Sobre ei pórtico tie Atalo Π en Atenas, véase ia pág. 26.