Page 137 - El camino de Wigan Pier
P. 137

marcha a la selva a vivir una vida «primitiva», provisto de un rifle Mannlicher y de
           un  cargamento  de  latas  de  conserva.  Y  es  casi  seguro  que  la  sociedad  industrial
           seguirá existiendo. No hay razón alguna para creer que se destruirá a sí misma o que
           dejará  de  funcionar  por  alguna  razón  interna.  Durante  algún  tiempo  ha  estado  de

           moda decir que una guerra mundial puede «destruir totalmente la civilización». Pero,
           aunque  la  próxima  guerra  mundial  será  indudablemente  lo  bastante  horrible  como
           para  dejar  en  ridículo  a  todas  las  anteriores,  es  extremadamente  improbable  que
           origine la detención del progreso mecánico. Es cierto que un país muy vulnerable

           como Inglaterra, y quizá toda la Europa occidental, pueden ser reducidas al caos por
           unos cuantos miles de bombas bien repartidas, pero ninguna guerra hoy imaginable
           podría destruir la industria en todos los países a la vez. Podemos dar por seguro que
           el retorno a una forma de vida más simple, libre y menos mecanizada, por deseable

           que sea, no se producirá. Esto no es fatalismo, sino simplemente aceptación de los
           hechos.  No  tiene  sentido  oponerse  al  socialismo  porque  uno  se  oponga  al  estado
           colmena,  pues  el  estado  colmena  existe  ya.  La  alternativa  no  está,  hoy,  entre  un
           mundo  humano  y  otro  inhumano,  sino  simplemente  entre  socialismo  y  fascismo,

           fascismo que, todo lo más, puede ser una especie de socialismo sin ninguna de las
           ventajas de éste.
               Así pues, la misión de la persona culta no es rechazar el socialismo, sino tomar la
           decisión  de  humanizarlo.  Cuando  el  socialismo  esté  en  vías  de  implantación,  las

           personas  conscientes  del  engaño  que  implica  el  «progreso»  se  encontrarán
           probablemente  en  una  posición  de  resistencia.  Es  más,  su  función  específica  es
           precisamente ésta. En un mundo mecanizado, deberán ser una especie de oposición
           permanente, actitud que no es lo mismo que el obstruccionismo o la traición. Pero

           con esto estoy hablando del futuro. Por el momento, la única actuación posible para
           cualquier persona honrada, por más que sea conservadora o anarquista de corazón, es
           trabajar por la instauración del socialismo. Ninguna otra cosa puede salvarnos de la

           miseria  del  presente  y  de  la  pesadilla  del  futuro.  Oponerse  al  socialismo  ahora,
           cuando  veinte  millones  de  ingleses  están  subalimentados  y  el  fascismo  ha
           conquistado media Europa es un suicidio. Es como iniciar una guerra civil mientras
           los bárbaros están cruzando la frontera.
               Por esto es especialmente importante desembarazarse de este prejuicio contra el

           socialismo, de carácter intuitivo y no basado en ninguna objeción seria. Como ya he
           señalado, muchas personas que no sienten desagrado por el socialismo lo sienten por
           los socialistas. El socialismo, tal como ahora es presentado, carece de atractivo sobre

           todo  porque,  visto  desde  fuera,  parece  ser  el  juguete  de  los  extravagantes,  de  los
           doctrinarios,  de  los  comunistas  de  salón  y  de  otras  gentes  que  no  proporcionan
           confianza.  Pero  vale  la  pena  recordar  que  es  así  sólo  porque  los  extravagantes,
           doctrinarios, etc., han tenido la posibilidad de incorporarse al movimiento socialista
           antes que otras personas; si en dicho movimiento ingresasen masivamente gente más

           sensata y más honrada, dejarían de dominarlo los tipos deficientes. En la actualidad,



                                        www.lectulandia.com - Página 137
   132   133   134   135   136   137   138   139   140   141   142