Page 63 - El camino de Wigan Pier
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combustible y se comiesen las zanahorias crudas? Sí, sería mejor, pero ocurre que
ninguna persona normal es capaz de hacer cosas así. Una persona normal se morirá
de hambre antes que vivir de pan integral y zanahorias crudas. Lo malo de estas
situaciones es precisamente esto: que cuanto menos dinero se tiene, menos inclinado
se siente uno a invertirlo en alimentos nutritivos. Un millonario puede disfrutar
desayunando zumo de naranja y bizcochos de centeno; un hombre sin trabajo no. En
este terreno aparece también la tendencia de que hablaba al final del capítulo anterior.
Cuando no se tiene trabajo, es decir, cuando se está subalimentado, nervioso, aburrido
y deprimido, no se tienen ganas de comer la sosa comida alimenticia. Se quiere algo
«sabroso». Y siempre hay alguna cosa barata y agradable que le tienta a uno.
«¡Compremos tres peniques de patatas fritas!». «¡Vete a buscar un helado de dos
peniques!». «Pon agua a hervir y hagámonos un buen té». Así es como funcionan los
deseos de la gente al nivel de vida del P.A.C. El pan blanco con margarina y el té
azucarado no alimentan casi nada, pero son más agradables (o al menos así lo
considera la mayoría de la gente) que el pan moreno con grasa de carne acompañado
de agua fría. El paro es un motivo de constante depresión contra la que hay que
luchar, y ello se hace sobre todo con el té, el opio de los ingleses. Una taza de té o
incluso una aspirina son mucho mejores como estimulantes temporales que un trozo
de pan moreno.
Los resultados de todo esto son visibles en la degeneración física que se ha
producido en el país, que se puede observar directamente, abriendo un poco los ojos,
o indirectamente, examinando las cifras de mortalidad. El estado físico de la gente en
las ciudades industriales es muy malo, más aun que en Londres. En Sheffield, uno
tiene la impresión de hallarse entre una población de trogloditas. Los mineros son
tipos espléndidos, pero suelen ser bajos, y el hecho de que sus músculos estén
endurecidos por el ejercicio no significa que el físico de sus hijos tenga que ser mejor.
En cualquier caso, los mineros son, desde el punto de vista físico, lo mejor de la
población. La muestra más evidente de desnutrición es el mal estado de la dentadura
de todo el mundo. En Lancashire, habría que buscar mucho para encontrar a una
persona de la clase obrera con los dientes en buen estado. En realidad, se ve a muy
poca gente que conserve los dientes, en el estado que sea, aparte de los niños; e
incluso los dientes de los niños tienen un aspecto frágil y azulado que indica, me
imagino, falta de cal. Varios dentistas me han dicho que, en los distritos industriales,
se está convirtiendo en una rareza la persona de más de treinta años que conserva
alguno de sus dientes. En Wigan, varias personas me expresaron su opinión de que lo
mejor es «sacarse» los dientes lo más joven posible. «Los dientes sólo sirven para dar
tormento», me dijo una mujer en una ocasión. En una casa donde me alojé vivían,
además de mí, cinco personas, la mayor de cuarenta y tres años y la más joven un
muchacho de catorce. De todos ellos, este último era el único a quien le quedaba
algún diente, y estaba claro que los que le quedaban no durarían mucho. En cuanto a
las cifras de mortalidad, el hecho de que en cualquier gran ciudad industrial el índice
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