Page 258 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
VACACIONES QUE ME
CAUSARON FRUSTRACIÓN
TOTAL…!
En unas vacaciones que, durante mi vida laboral, siempre las programaba con bas-
tante anterioridad con mi familia, donde me desconectaba del mundo y me dedicaba a
ellos al ciento por ciento, les aconsejo, queridos lectores y lectoras, que cuando progra-
men sus vacaciones, hagan lo mismo, les cuento que es la berraquera….!, se entera
uno de muchas cosas y su familia se sentirá más unida que se lo agradecerá. Bueno,
ya me puse sentimental, más bien echémonos un granizado néctar verde y continue-
mos, Ahh.! Que ricooo…!.
Como les contaba, para ese año, decidí irme para Villavicencio, busque en el periódi-
co “el Tiempo”, en la sección de avisos clasificados, me toco así, ya que yo no manejo
su famoso internet. Primero, porque no me gusta, a mi me gusta a la antigua, al estilo
del siglo pasado y segundo, porque no sé, no aprendí y no me da la gana hacerlo y
que…? algún problema…? Y que conste que no soy agresivo, mejor, otro néctar grani-
zado y continuemos… salud… chin-chin…!
Compre un plan que, en fotos, era la berraquera, había diversión para los cuatro du-
rante 7 días y 6 noches. Hasta aquí, todo bien… como dice el pibe Valderrama. Pague
por adelantado, error mío, nunca, estimado lector, haga eso, siempre pague el cincuen-
ta por ciento a la firma del contrato y el otro cincuenta cuando termine el contrato. Y
aquí empezó mi frustración.
• En fotos me ofrecieron, “parrandas llaneras” con música en vivo y comida
llanera, pero cuando llegamos, fue una grabadora vieja con un cassette raya-
do y una aguadepanela hirviendo con una almojábana, sin exagerar oyó…?
• La piscina del lugar, en las fotos, era un sueño, la realidad, era una alberca
descuidada y con “lama” y suciedad por todos lados
• En la mañana, se había contratado una cabalgata con un guía experto para
conocer el lugar, la realidad, fue un caballo que me toco guiarlo a mí, por dár-
melas de llanero solitario con los niños, además era un caballo demasiado
flaco y para rematar, el pobre caballo era tuerto.
Nos aguantamos un día y una noche, no le sigo contando mi frustración porque o si
no, nos ponemos a llorar. Más bien, disfrutemos de un chocolate bien espumoso, con
dos almojábanas grandes, no les parece…? Ahora sí, rematemos.
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