Page 362 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
Almacenes Sears, había uno en el centro y el principal quedaba en el barrio Sears, en la
actualidad barrio Galerías. Eran muy elegantes, se conseguía de todo, los departamentos
o secciones de venta estaban distribuidos por pisos. Ahí por primera vez, vi a mi madre uti-
lizar tarjeta de crédito, no era visa, era las R.C, eso era de cache usarla, corría el año 1960
La cigarrería Boston, quedaba frente al Agustiniano, era una cigarrería pequeñita,
pero vendía de todo. El señor Boston, nunca supe su nombre, era el propietario, un se-
ñor como de 40 años, más flaco que yo, medio calvo y con un bigote chistoso, entre el de
Hitler y el de Cantinflas. Ahí, a la salida del colegio, encontrábamos toda clase de choco-
latines, galletas, caramelos, laminas para todos los álbumes coleccionables, para pegar
con goma o engrudo, ya que no existía Panini, o sea, laminas autoadhesivas. En la tien-
da del señor Boston, hacían los concursos de yo-yo Russell de Coca-Cola, todo lo que
vendía este señor, no se encontraba en otra parte, por eso Boston, siempre estaba llena
La cigarrería del señor Ruiz quedaba en la calle 11 con carrera 2ª, ahí comprába-
mos la leche en caja de cartón, el pan francés fresco y del largo para hacer los sándwi-
ches de jamón y queso, que comíamos los domingos, además de los huevos de dulce
con chocolate, que duraban mucho, como día y medio. Ahí también nos compraban las
panochas, una empanada en su forma, pero eran de arequipe, las almendras en caja
plástica y todos los chocolates finos importados. El señor Ruiz tenía un genio el berraco,
ya era cincuentón y siempre usaba chalecos de lana muy finos, debían ser de cachemir
Existía un fijador de cabello, maraca “lechuga”, su presentación era de color verde
y en frasco pequeño y barrigón, su eslogan publicitario era: “Si su pelo se le para…
aplánchelo con lechuga”, mi madre me lo aplicaba cuando me peinaba y para aplan-
charme mi copete sexy, que siempre use para enloquecer a las chicas. No me aplica-
ban aguadepanela ni cerveza, por eso tengo el pelo tan lindo, no creen…?
Parches el gallo… para los callos, mi padre, experto en el tema de callos, los com-
praba para usarlos, pero no le servían pa’ un carajo, entonces nos lo hacía usar a la
abuela Emelina y a mí, les cuento que me sirvieron mucho ya que, en la actualidad,
herede los callos de mi padre, tengo 3 en cada pie, que delicia, y es que, estimados
lectores y lectoras, los callos son como las uñas, si no se extrae el ojo negro del callo,
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