Page 146 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            Los mismos dirigentes, varios de ellos amigos, que fueron los que me
            llevaron a la función de técnico, al regreso de Montevideo en el avión
            me manifestaron que ya venían contratando a otro estratega y a otros
            cuatro jugadores extranjeros. Son las puñaladas que propina el fútbol.
            Algunos personajes del balón no saben de sentimientos. Fue un acto de
            profunda ingratitud, fabricada en pleno vuelo, después de una buena
            campaña.

            Dejé de herencia una gran base nacional, un equipo construído con
            visión y esfuerzo. Tenía entendido que la cuarteta uruguaya se quedaba
            en goce de vacaciones, pero la idea era el corte masivo de cabezas. Respiré
            y me quedé tranquilo. Sabía que el fútbol brinda la oportunidad de la
            revancha. No protesté, porque jamás he sido un hombre que lloriquea.
            Era cuestión de esperar.










































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